Fue sentada ahí, con Berlín a mis pies, desde el piso 11 de un edificio en el corazón de la capital alemana, rodeada de voces familiares e historias de lucha y reinvención, cuando reconocí cuánta falta me hacía mi país, mi lengua, esa ternura de habla y pensamiento. Éramos todos migrantes ecuatorianos residentes en Alemania, miradas brillando curiosas y ansiosas por participar en la conversación organizada por el mismísimo vicepresidente de nuestro país lejano. El doctor Alfredo Borrero se sentó entre nosotros junto a su esposa Lucía (“llámame Lu” me dijo encantadora) y a la flamante Embajadora Bustamante, una mujer que se me antojó una mezcla ideal de eficiencia y calidez, delicadeza y firmeza.

Nuestro vice nos visitó en Alemania con motivo de su participación en la World Health Summit, donde recibió las flores que la comunidad internacional echó sobre el Ecuador en reconocimiento por su exitosa campaña de vacunación contra el COVID-19; pero en el Consulado, durante su encuentro con migrantes, más que de flores le bañamos de preocupaciones y planes (resulta que los ecuatorianos reunidos el domingo pasado en Berlín veníamos alemanizados, preparados para hablar sin pelos en la lengua). Con paciencia y empatía, el Dr. Borrero nos escuchó exigir al Gobierno medidas inmediatas en temas de salud mental, protección materno-infantil, oferta de especializaciones médicas y reconocimiento de títulos extranjeros. Nos juró apoyo. Es más, nos invitó a visitarle en su despacho en Quito porque, así dijo: “este es el Gobierno del encuentro, el Gobierno de ustedes”.

Al terminar la reunión, el Consulado nos mimó con unas empanadas de verde. Boca llena, corazón contento, conversamos entre hermanos de destino. Conocí a médicos y artistas, emprendedores, policías y científicos, algunos trabajando en instituciones renombradas, otros luchando desde espacios pequeños, todos llenos de ilusión. Mi ilusión de ese día era presentar ante el vice un plan urgente para que su Gobierno financie y priorice la protección materno-infantil. Logré mi cometido, que me escuche una persona con el poder de generar cambios, y ahora aprovecho para compartir con ustedes no solo el menú del día sino un resumen de este plan, enviado ya por escrito a su secretario Martín Cabezas, firmando “atentamente” no por repetir el lugar común sino porque de verdad quedo atentísima al seguimiento que el nuevo Gobierno haga de este tema esencial:

El apego materno-infantil debería ser misión primordial de todo Gobierno, porque la salud mental, emocional y física del ser humano se basa en raíces fuertes y sanas. La protección a madres e hijos durante el embarazo, parto y puerperio, y el fomento de la crianza respetuosa, se traduce en una sociedad de ciudadanos capaces de crear lazos afectivos profundos y positivos, de tejer comunidad. Son enormes las pérdidas que sufre un país a nivel financiero y de bienestar social por la omisión de los protocolos recomendados por la ESAMYN (Entidades de Salud Amigas de la Madre y el Niño). Por ello, el Gobierno del Presidente Guillermo Lasso debe tomar medidas urgentes para la reactivación y expansión de protocolos de protección materno-infantil: 1. aprobar el Código Orgánico de la Salud presentado a la Asamblea Nacional el 25 de agosto de 2020, con especial atención en salud reproductiva y neonatal, atención durante el embarazo, parto, postparto, puerperio y prevención de violencia gineco-obstétrica (título IV, cap. 3, secciones 1 y 2), y 2. crear una comisión que reviva y expanda los proyectos existentes, comisión que deberá evaluar y devolver el presupuesto al programa ESAMYN. Es urgente reactivar el uso de salas de parto respetado y diversificar los espacios de parto (casas de parto, parto en casa) integrando a obstetrices, parteras ancestrales y urbanas y doulas como recurso humano indispensable, crear campañas informativas, asegurar la oferta de cursos y capacitaciones, actualizar la malla curricular de las Facultades de Medicina a nivel nacional, auditar la labor de médicos obstetras, ofrecer un lugar seguro para la denuncia de casos de violencia gineco-obstétrica. Y más, porque en el ámbito de la salud física y mental materno-infantil es mucho lo que se ha logrado y lo que falta por hacer. Así que espero que en el avión de regreso Alemania-Ecuador esta responsabilidad enorme haya cabido en el equipaje del vicepresidente. Tengo fe en que así fue. (O)