Es ampliamente conocido que la industria petrolera del país está atravesando una profunda crisis reflejada en una fuerte caída de la producción en los últimos seis años y que se empeorará con el cierre obligado del ITT y si a eso agregamos que las reservas probadas al ritmo actual de producción durarían solo seis años y si a eso agregamos que las reservas probadas al ritmo actual de producción estimo que estamos frente a un verdadero potencial descalabro de la industria si no se realizan cambios profundos y urgentes que hagan al país atractivo a las grandes empresas petroleras que son las únicas que pueden traer las inversiones billonarias y tecnologías requeridas.
Intentos de atraer inversiones grandes en los últimos años han sido infructuosos, no porque no exista el potencial petrolero o gasífero para justificar las inversiones, sino porque no se han realizado los cambios necesarios para que regresen compañías de alto calibre tipo Exxon, Chevron , Shell, Total Energies, etc., que son las que nos pueden sacar de esta crisis. Las licitaciones no fueron estructuradas ni promovidas de la forma correcta, como por ejemplo las tres licitaciones de Amistad y el bloque seis, en los últimos cinco años que no tuvieron éxito.
Como exgerente general de nuevas inversiones de una multinacional de gran escala me permito sugerir unas ideas que pueden ayudar a hacer más atractivas o vendibles las futuras licitaciones:
Primero, no invitar solamente a empresas estatales, aunque sea legal y más rápido, sino realizar licitaciones abiertas y transparentes, invitando a las mejores empresas privadas y estatales.
Segundo, presentar proyectos con alto impacto económico, para atraer a empresas grandes, por ejemplo, integrar el campo Amistad con el plan de exploración de todo el golfo de Guayaquil.
Tercero, estructurar los términos de referencia de las licitaciones con la ayuda de empresas internacionales de consultoría que operan en todo el mundo y conocen como construir términos atractivos y competitivos .
Cuarto, no se deben incluir las expectativas de inversiones billonarias de riesgo para proyectos de exploración cuando aún no se ha descubierto ningún campo.
Quinto, realizar los lanzamientos de los procesos de inversiones y promoverlas en Houston, la capital petrolera del mundo.
Sexto, dar suficiente tiempo para preparar las ofertas. Un muy corto plazo para ofertas que requieren billonarias inversiones impide la participación de muchos por falta de tiempo y genera dudas sobre la transparencia del proceso.
Séptimo, blindar los contratos de futuros cambios arbitrarios, que han ocurrido en el pasado, ofreciendo arbitrajes confiables o indemnizaciones desalentadoras por término anticipado de los contratos.
Octavo, asegurar el pago al concesionario a través de fideicomisos, debido a la mala reputación del Gobierno ecuatoriano como mal pagador.
Atraer muy altas inversiones de riesgo e inversores es un enorme reto para el Ecuador. Sin embargo, continuar haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes no es el camino al éxito. (O)