La semana pasada se cumplieron los primeros 100 días de la administración de Trump y si bien el periodo es corto para una evaluación, los cambios ocurridos han conmocionado al mundo y tienen el potencial de trastocar permanentemente el sistema político de Estados Unidos. El principal objetivo ha sido la expansión prepotente y acelerada del poder Ejecutivo, en detrimento de los otros poderes diseñados para impedir la instalación de una autocracia. Si Trump tiene éxito, la democracia representativa habría llegado a su final. Las tres superpotencias mundiales, Estados Unidos, China y Rusia, estarían gobernadas por autócratas omnipresentes y vitalicios.
Déficit, aranceles y dólar (parte 3)
La Constitución de Estados Unidos (1787), que hasta hace poco brillaba por su permanencia en el tiempo, ha sido puesta a prueba y está cediendo. Los mecanismos que ponen límites al poder Ejecutivo han sido arrasados por la vasta maquinaria de extorsión en la que se ha convertido el gobierno de Trump. El poder judicial ha sido vilipendiado y antagonizado y parece no tener el músculo para hacer cumplir las sentencias de sus jueces. Por su parte, el poder Legislativo no desempeña su tarea moduladora por temor a represalias que pondrían fin a muchas carreras políticas.
La reforma arancelaria que se aplicó “el día de la liberación”, el 2 de abril, fue un error monumental. Tomándose por asalto el poder que exclusivamente tiene el Congreso en política tributaria y arancelaria, Trump presentó altos aranceles aplicables a todos los países del mundo. La convulsión mundial que causaron, incluyendo una estrepitosa caída de la bolsa y un peligroso debilitamiento del dólar, obligó a Trump a suspender la medida por 90 días. Léase permanentemente, pues no creo que el presidente se atreva a repetir el plato.
Contrariamente a lo que se esperaba como consecuencia de una absurda política arancelaria, el mercado laboral se ha mantenido resiliente y el desempleo no ha aumentado, según cifras oficiales publicadas hoy. Cabe resaltar que estos datos fueron recogidos a mediados de abril, todavía muy temprano para reflejar el impacto del “día de la liberación”.
Durante el primer trimestre del 2025 la economía se contrajo en un -0,3 %, con respecto al último trimestre del 2024. La medición económica ha sido alterada por el desorden arancelario. Al examinar con más detalle se observa que el consumo y la inversión siguen todavía fuertes, pero han sido neutralizados por el aumento de las importaciones que se realizaron para mitigar un posible escenario de desbarajuste arancelario como el que se vive hoy.
La aprobación de la gestión de Trump ha tenido un descenso importante, en enero Ipsos reportó que era del 47 %, pero en abril cayó al 39 %. Al término de sus 100 primeros días, Obama contaba con una aprobación de 78 %, Bush con 75 % y Biden 61 %.
Los aranceles publicados el “día de la liberación” fueron felizmente retirados, pero nos acercaron a una recesión mundial. A pesar de la inestabilidad, el desempleo en EE. UU. no ha aumentado, ha habido una ligera contracción económica, pero el índice de aprobación sí ha descendido notablemente. Habrá que revisar las mismas variables el próximo trimestre. (O)