Ante la evidencia de que en las materias sometidas a referéndum y consulta popular, el pasado domingo 16 de noviembre, los resultados fueron adversos a lo pedido por el presidente Noboa se me ha preguntado: ¿qué puede hacer el Gobierno ante esos resultados?, mi respuesta ha sido y es “gobernar; lo primero, intentar que en lo cotidiano haya mejor calidad de vida”. Esto requiere que los servicios que todos los días demandan las personas, funcionen eficientemente y, si eso no se da, se vaya mejorando, pero no “para algún día”, sino lo más pronto posible.

Lo cotidiano debe ser oportuno y eficiente. En cuanto a salud, en las unidades médicas públicas, camas y equipamientos, deben tener los mantenimientos que permitan su operación con eficiencia, los stocks de insumos y medicamentos deben inventariarse con mecanismos de reposición. Los que niegan que hay carencias o imposibilidad de prestación de servicios, sea por miedo, sea por “no hacerle problema” al Gobierno o a la autoridad, no solo le hacen un mal a los que requieren los servicios, sino a la propia unidad y a su autoridad, porque no hay que escandalizar, pero sí alertar oportunamente de las carencias, como también de la necesidad de mantenimiento de servicios, aun cuando les digan que “no hay partida” para aquello. Cuando no es posible atender a un paciente, dependiendo de la patología, de los riesgos de muerte o de agravamientos, se debe derivar a los pacientes para donde puedan ser atendidos. La satanización de la derivación se sustenta en falta de verificaciones y de auditorías oportunas, por eso, estas no deben dejarse para semanas, meses o años, con efectivas sanciones para los que generan falsa información, de darse esta, pero también para los que oportunamente no verifican y auditan, porque no hacerlo también es forma de corrupción.

Y hay que dinamizar la economía, atrayendo inversiones y conjugando decisiones y esfuerzos del sector público y del sector privado con visión de lo inmediato, pero también de los tiempos de producción. Entregar ocasionalmente bonos es como darle oxígeno a una persona para que respire, pero siempre será temporal, y solo para escogidos. Hasta asusta si se percibe que debe ser para largo tiempo. ¿Y la mayoría que no los recibe?

Un gobierno debe informar, también puede publicitar, pero son dos cosas diferentes. Cuando se publicita se destaca lo que se cree es el “pro” de una decisión o actuación. El exceso o lo superlativo de la publicidad puede llevar a generar el efecto contrario, “todo es pura publicidad” es de los peores juicios de valor a que se puede llegar, respecto a un gobierno.

Debe haber transparencia en la información pública. En el correato dos prácticas contra la transparencia se implantaron, la primera, lo que se deba entre entidades del sector público, no es deuda, sino transferencias por hacer; y, la segunda, no auditar oportunamente prestaciones, para no registrar la deuda en su valor, lo que solo puede darse posauditoría.

La mayoría de los ecuatorianos quiere un gobierno que gobierne sin atropellos. La oportunidad debe aprovecharla el presidente. (O)