Los científicos no han logrado ponerse de acuerdo para definir a los bioinsumos de uso agrario, aunque de manera general podría afirmarse que son productos elaborados a base de micro o macroorganismos vivos o sus derivados, con capacidad de actuar como estimulantes, pesticidas o fertilizantes, según su destino, de allí la dificultad de encasillarlos en un solo sitio porque pueden cumplir simultáneamente más de una función; así, por ejemplo, existen biofunguicidas que actúan como bioestimulantes, es decir, que controlan enfermedades y a la vez nutren y reactivan las plantas.

Campaña de aplicación de internet en agricultura

El mundo les asigna una gran trascendencia que se manifiesta en el alto consumo registrado en el año 2021 valorado en 10.600 millones de dólares, marcando un crecimiento que los expertos calculan en 18.500 millones para el 2026, aun así, no significan más del 4% del monto de los pesticidas químicos. Uno de los países latinoamericanos de mayor aceptación ha sido Argentina, donde se confirma que 18,6 millones de hectáreas los utilizaron y se expande año a año, lo que demuestra el interés al alza del sector para incorporar soluciones innovadoras en sus esquemas productivos. Brasil también manifiesta avances importantes como haber creado una fórmula que protege a la soya contra enfermedades unida a una cepa de bacteria que fija nitrógeno. En Ecuador su utilización es aún lenta en gran medida por la falta de credibilidad de los agricultores sobre el contenido de ingredientes activos que contienen los productos que se comercializan, basado en el hecho de que el año 2011 se realizó un muestreo de control de calidad que dio resultados no muy halagüeños cuando se determinó que el 64 % de las muestras no poseían viable el microorganismo declarado en la etiqueta, además de un alto grado de contaminación, por lo cual las empresas que se dedican a comercializar estos productos deben demostrar con análisis de laboratorios especializados la integridad de los bioinsumos ofertados. En Brasil se ha demostrado la eficacia de un producto que cumple dos papeles, estimula el crecimiento de la soya y la protege de hongos, siendo una combinación de tres cepas bacterianas que actúan en la fijación biológica de nitrógeno y protegen a las semillas en la fase de emergencia del suelo previniendo el ataque de hongos dañinos. Ecuador, de su lado, espera atento las pruebas de ensayos comerciales de un biológico que controla la sigatoka negra bananera.

Noticias alentadoras para la comercialización agrícola

Es saludable que los agricultores en sus predios instalen centros de elaboración con sus propios materiales, pero deben adoptar como práctica realizar chequeos en laboratorios que determinen qué es lo que producen. Paralelamente, existen en nuestro medio empresas que poseen instalaciones con las últimas técnicas de crías de microorganismos con el uso de modernas técnicas como biorreactores donde se multiplican biológicos que se desea utilizar y que cuentan con sus propios y confiables laboratorios de control de calidad, instalaciones que también han motivado el interés de universidades que disponen de facultades o escuelas que laboran en este campo de gran proyección para el uso en todos los cultivos ecuatorianos. (O)