Con escasos meses de diferencia en el 2023 se han publicado en diversos medios impresos y digitales noticias diametralmente opuestas: una empresa japonesa gigante invierte algunos cientos de millones de dólares en una empresa líder industrial pesquera ecuatoriana, una constructora cumple 50 años de vida y se encuentra entre las empresas más grandes del país; mientras que una aerolínea con escasos dos años tuvo que cerrar sus operaciones.

Es un hecho incuestionable que las empresas no tienen la vida comprada y así como nacen y crecen también mueren. McKinsey reveló que la media de vida de las empresas que figuraban en Standard & Poor’s 500, índice que mide el movimiento de las 500 empresas con mayor capitalización de mercado en las diferentes bolsas de los Estados Unidos en 1958 era de 61 años, hoy es de menos de 18 años. Lo importante entonces es intentar dar respuesta a la pregunta: ¿qué determina que una empresa perdure en el tiempo?

La primera respuesta está dentro de la empresa: seis años de estudio y más de 700 entrevistas con directores ejecutivos llevó a James Fischer a publicar sus hallazgos en el libro Navegando la curva de crecimiento, él encontró que el dinero y los procesos son fáciles de administrar en comparación con el impacto dinámico que las personas aportan, la delegación y el compromiso de los colaboradores, así como la aceptación de la visión. Siendo el factor gravitante es la capacidad en abordar de manera proactiva los desafíos internos a medida que la empresa crece aumenta la complejidad que nace de tener más colaboradores, sistemas y estructura.

La segunda respuesta viene del entorno, de los cambios en los mercados, los clientes y la tecnología, así por ejemplo otro estudio realizado por Michael Felton y publicado en el diario The New York Times muestra que cada vez las nuevas tecnologías se adoptan por la mayoría de la población en menos tiempo, el teléfono se adoptó en 15 años, el internet en menos de 10 años, la inteligencia artificial (IA), que emergió con fuerza en este 2023, seguramente será usada por todos en menos de cinco años.

Una investigación de Harvard Business refuerza estas dos vías, sin embargo, señala que solo el 13 % de las razones de pérdidas de ingresos en las empresas son factores externos: acciones regulatorias, desaceleración económica, cambios geopolíticos, inflexibilidad del mercado laboral, entre otros. Y que al contrario de lo que mucha gente piensa, el 87% está en control de los CEO (director ejecutivo) y sus equipos gerenciales, cuando la empresa no tiene una posición competitiva diferenciada, el mal manejo de la innovación, la dependencia de clientes clave, el manejo errado de la diversificación, entre otros.

Este estudio coincide en que los Gobiernos y sus políticas públicas no son determinantes para el éxito o fracaso de las empresas. Eso sí, son variables importantes a ser tomadas en cuenta al momento de realizar los análisis y tomar las decisiones clave como definir los clientes a servir, la propuesta de valor y las formas de generar renta. Lo que sí muestra es que las compañías que perduran lo hacen en virtud de una planificación estratégica, una gestión efectiva y grandes líderes visionarios que están detrás de ellas. (O)