En la Asamblea Constituyente de 2008, la inclusión de la plurinacionalidad en el texto de la Constitución fue uno de los temas más discutidos y “negociados”; per se polémico, no había consenso en las diferentes bancadas, incluso en las organizaciones indígenas. El mayor detractor era Correa y la mayoría de los asambleístas afines a su Gobierno.
La Federación Nacional de Organizaciones Campesinas Indígenas y Negras (Fenocin), encabezado por su líder el asambleísta Pedro de la Cruz se oponía a la plurinacionalidad.
Manuela Cabascango, oficiaba de presidenta (e) de la Fenocin, señaló que “la plurinacionalidad no es unidad sino división de una nación; y, más allá de sus ambigüedades e indefiniciones, no solo ha sido motivo de división de los pueblos indígenas, sino que ha provocado que se impulse un monopolio de instituciones y representaciones por parte de pocas organizaciones y dirigentes, en detrimento de otros”.
El 19 de marzo de 2008, el diario Expreso publicó declaraciones de Aminta Buenaño, a la sazón primera vicepresidenta de la Asamblea, aliada de Correa, “Buenaño dijo que la mayoría de los integrantes de la mesa 1 estaban a favor del término ‘interculturalidad’, ya que la palabra no
conllevaría el reconocimiento de una circunscripción de territorio para la comunidad indígena. Dijo que el ‘temor’ es que con el reconocimiento de la plurinacionalidad se provoque una fragmentación del país”.
El 28 de marzo de 2008, el diario La Hora publicó: “Desde el balcón de Carondelet y frente a aproximadamente mil indígenas, el presidente Rafael Correa agradeció a la Fenocin y a la Federación de Indígenas Evangélicos (Feine) por respaldar la noción de ‘Estado intercultural’, antes que a una mal entendida ‘plurinacionalidad’; además, agregó “que no permitirá que sectores radicales que quieren defender su poder busquen entender a la plurinacionalidad como una alianza de territorio en donde tengan su sistema de justicia, salud y educación, en el que pretendan mandar ellos y
no el legítimo Gobierno del Estado ecuatoriano. Parte de nuestra riqueza es ser diverso, pero unidos. Otra cosa son estos intentos de hacer naciones ficticias con territorios y gobiernos propios”.
A pesar de lo señalado, por cálculos y conveniencias políticas, Correa terminó aprobando que se incluya la plurinacionalidad en la Constitución.
La dirigencia indígena exige que se reconozcan sus “derechos”, entre otros: territorialidad, justicia indígena, soberanía, de crear “su propio ejército” y ejercer su propia seguridad desde sus comunidades.
En los días de violencia en los paros de 2019, 2022 y el último de 2025, la Conaie publicó un manifiesto: “En ejercicio de nuestro derecho a la autodeterminación y nuestra autoridad para la administración de justicia en la jurisdicción de los pueblos y nacionalidades. La Conaie declara estado de excepción en todos los territorios indígenas. Militares y policías que se acerquen a territorios indígenas serán retenidos y sometidos a la justicia indígena”. Si la plurinacionalidad se mantiene en la nueva Constitución habrá que establecer los límites bien claros para que no haya extralimitaciones de ningún tipo. (O)










