Los grandes capos del narcotráfico, aunque han usado su inteligencia para el mal como el Chapo Guzmán o Pablo Escobar Gaviria, no dejan de ser personajes de una inteligencia superior.
Fito debe ser una persona muy hábil e inteligente. Al haber aceptado su extradición seguramente evaluó que colaborar con la justicia de los Estados Unidos puede ser su mejor opción de vida hacia el futuro. Dependiendo de la calidad de la información que él suministre, puede obtener un excelente acuerdo con la fiscalía de dicho país. Eso frente a estar bajo tierra en un búnker donde fue encontrado, destruyendo su salud y viviendo en un permanente estado de angustia, representa ciertamente una opción mucho más rentable.
Si seis u ocho capos en el Ecuador terminan en la extradición es ciertamente el golpe más certero que se le puede dar a todo el crimen organizado del país. Esto presupone un trabajo conjunto con las autoridades de los Estados Unidos.
Sin embargo, hay que recordar que una parte fundamental para atacar al crimen organizado, es atacar sus finanzas, sea a través del seguimiento de los movimientos financieros en el sistema bancario y de cooperativas, o sea, a través de los movimientos de las sociedades anónimas y otro tipo de empresas.
Esto requiere recursos, y los recursos a pesar de la gran crisis fiscal sí existen. Esto lo he dicho ya a través de esta columna. La Superintendencia de Compañías recoge más de 230 millones de dólares al año en la tasa que pagan las empresas más las multas que esa institución cobra. ¿Cuánto, sin embargo, es el presupuesto de dicha entidad? Apenas 20 millones de dólares. El Estado se lleva la diferencia, lo cual es absolutamente ilegal, pues la tasa debe ser utilizada única y exclusivamente para el funcionamiento y los objetivos de la Superintendencia. Igualmente la Superintendencia de Bancos recoge más de 90 millones de dólares y apenas tiene un presupuesto de 14 millones.
La lucha contra el crimen organizado no será completa si no se utilizan técnicas modernas de inteligencia artificial y con cooperación internacional, un seguimiento a todos los movimientos financieros. Recordemos que Al Capone finalmente cayó por los impuestos que no pagó y no por los crímenes que cometió, los cuales no pudieron ser probados.
Es momento de sincerar las cifras de las superintendencias, entender que pueden ellas en convenio con la UAFE (Unidad de Análisis Financiero y Económico) entregar recursos también a esa institución para cumplir entre todos el gran objetivo de cercar al crimen organizado en todas sus transacciones y en todos sus movimientos de dinero, de activos y en todos los giros de negocios donde lavan el dinero del narcotráfico.
Es triste pensar que ese dinero que puede servir para darle seguridad al Ecuador ingresa al presupuesto del Estado para subsidiar combustibles y otros despilfarros de los cuales los mismos narcotraficantes se benefician.
Ojalá que pronto las instituciones de control tengan la libertad de usar los recursos que son de ellas y emprender la gran tarea del control de las actividades ilícitas. (O)