En la reunión sostenida el 17 de octubre entre el presidente Guillermo Lasso y el presidente electo Daniel Noboa para iniciar la transición gubernamental, la mirada atenta de don Clemente Yerovi en el retrato colgado en el salón de Carondelet parecía atestiguar su apretón de manos. Yerovi Indaburu, presidente interino del Ecuador en 1966, comparecía simbólicamente ante el devenir de la historia.

Cuadro de Clemente Yerovi acompañó la reunión de Daniel Noboa y Guillermo Lasso en Carondelet

Comerciante, navegante, agricultor, ganadero, creador de riqueza colectiva, banquero, historiador, diplomático, ministro, senador, era, además –según sus biógrafos, Víctor Pino Y. (1991) y Manuel de Guzmán P. (2004)– un hombre observador, gran lector, con fuerza de carácter, de visión profunda. Y un trabajador honesto e incansable en el corto y trascendental periodo en que asumió el poder.

En 1966, el Estado Mayor había presionado a la Junta Militar de Gobierno para cesarla en sus funciones y varias fuerzas políticas, militares y ciudadanas habían propuesto a Yerovi para un gobierno interino que bajara las tensiones, en vista de que era una persona serena y conocedora del mundo político, económico e internacional. Don Clemente juró como presidente el 30 de marzo de 1966 frente el general T. Vargas y los expresidentes C. Ponce, G. Plaza y A. Córdova. El 16 de noviembre del mismo año dejó su cargo, manejando su propio automóvil hacia Guayaquil.

(...) tuvo dos objetivos... urgente retorno al régimen constitucional y una férrea disciplina en el uso de los recursos económicos.

Al ocupar sus funciones, Yerovi tuvo dos objetivos en mente: el urgente retorno al régimen constitucional y una férrea disciplina en el uso de los recursos económicos. La ciudadanía lo apoyaba, reconociendo el caos en que se hallaba el país y el valor de la promesa del propio mandatario, de no quedarse ni un solo día más allá del necesario. Ecuador llevaba nueve días de paro, las universidades cerradas; se multiplicaban los muertos, heridos y prisioneros en los enfrentamientos entre el pueblo y las fuerzas militares; el desaliento y la desconfianza eran evidentes.

Clemente Yerovi gobernó siete meses y medio sin partidos políticos, formando un gabinete de concertación nacional, que redujo la deuda del Gobierno al Banco Central en 12 % y aumentó la reserva monetaria a más del doble; financió la construcción del puente de la Unidad Nacional, excarceló a los presos políticos, devolvió el derecho a la huelga y a la asociación, no clausuró medios de comunicación, restableció la vigilancia sobre las 200 millas del mar territorial, creó el Secap, la Flota Bananera y el Cuerpo de Infantería de Marina, su plan educativo dio matrícula a más de 120.000 alumnos y 10.000 artesanos; entre otros logros.

Juventud o experiencia, ¿por quiénes debe apostar Daniel Noboa para formar su gabinete ministerial?

“Si a alguien se le pidiere que aplaque a una población furiosa, tranquilice a un ejército vapuleado, atienda el tremendo déficit presupuestario, organice políticamente al país, convoque a elecciones, (las) realice (…) con imparcialidad, reúna la Asamblea Nacional Constituyente, la instale y entregue el poder, en apenas meses, ¿no es verdad que sería un milagro? Ese es el milagro que nos piden y vamos a cumplirlo”. Y lo hizo.

Un momento clave de la historia y un presidente inspirador, con firme decisión política y cívica para fortalecer la democracia en el ejercicio del poder. (O)