Una maquinaria política infernal mueve la estructura del Estado, su institucionalidad y gobernabilidad. Un infierno que solo Dante lo supo describir en la Divina Comedia, cuando lo divide en nueve círculos del pecado y sus consecuencias. La política es tan negra, como el bosque oscuro en el que despierta el poeta y se encuentra amenazado por tres animales: una pantera, que simboliza la lujuria; una loba que representa la codicia y un león que significa la soberbia.

Descendamos a los nueve círculos de la estructura del infierno, que podrían simbolizar los círculos del poder y la manipulación política.

El primer círculo corresponde al limbo, donde las personas nacieron privados de la fe.

El segundo círculo: lujuria, pecadores empujados por el aire, vencidos por la tormenta.

El tercer círculo: la gula, pecadores arrastrados por el fango, bajo una lluvia incesante de granizo.

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La política

El cuarto círculo: la codicia, pecadores avaros, condenados a empujar enormes pesos de oro, la grandeza del peso que los oprime simboliza la cantidad de bienes terrenales que acumularon o gastaron.

El quinto círculo: la ira, los iracundos están sumergidos en el fango de su propia rabia.

El sexto círculo: la herejía, herejes castigados en sepulcros en llamas.

El séptimo círculo: la violencia, pecadores que pusieron malicia en sus respectivas acciones; en este círculo hay tres giros; el primero corresponde a los violentos contra el prójimo, sumergidos en un río de sangre; en el segundo están los violentos contra sí mismos, convertidos en árboles y en el tercer giro los blasfemos, sodomitas y usureros sometidos a la lluvia de fuego.

El octavo círculo: el fraude, que castiga a los pecadores que usaron la malicia en modo fraudulento contra la confianza, sumergidos en diez fosas con diferentes castigos: golpeados por latigazos, sumergidos en excrementos, rodeados por llamas, con las manos atadas por serpientes. En la quinta fosa, Dante ubica a los malversadores, aquellos que tomaron provechos ilícitos de sus cargos públicos, y están sumergidos en brea hirviente; en la novena fosa están los sembradores de la discordia o la maldad, castigados por un demonio que abre sus heridas tan pronto se cierran.

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El noveno y último círculo: la traición, que castiga a los culpables de malicia y fraude, pero contra quienes se fiaron. Este círculo está representado por un lago de hielo, en la primera zona de lago, los pecadores están sumergidos hasta la cabeza con la cara hacia abajo, en la segunda zona, con la cara hacia arriba, en la tercera zona, con la cara hacia atrás y en la cuarta zona, los traidores están plenamente inmersos en el hielo y el silencio.

Esta visión trágica del infierno y los pecados tiene el contrapeso del Purgatorio y el Paraíso; donde la esperanza de la humanidad descansa en la virtud de la moral. La Comedia dantesca nos dice que para alcanzar el bien, hay que conocer el mal y sus consecuencias: tocar fondo. Solo tocando fondo se puede subir, pero el ascenso no es inmediato, es un camino que exige rectitud, arrepentimiento y sensatez. Si el infierno es oscuridad, el purgatorio es transparencia y el paraíso es luz. (O)