Desconcierta la consulta anunciada por el presidente para finales de este año. Valido de su popularidad, debería plantear reformas económicas cruciales para sacar la economía adelante con lo que su actual mandato sería exitoso, augurando la reelección en 2028. Pero en lo económico solo se consulta sobre dos medidas de alcance muy discreto para el turismo, que no bastan para dinamizar el sector, peor la economía.
Para DNA lo primordial es crear empleo, y tiene razón. Pero es una tarea cuesta arriba, dada la creciente robotización y la inteligencia artificial. Además por el elevado salario básico y lo prohibitivo del costo de despido. La única vía es un fuerte crecimiento sostenido, 5% anual, que aliente el emprendimiento y motive a las empresas a ampliarse para atender mayores ventas.
Ese crecimiento es imposible de alcanzar con la declinación sostenida de la producción petrolera y mientras subsista la amenaza de apagones. Ambos fenómenos se dan porque la Constitución declara a la energía sector estratégico y reservado para el Estado; y el Estado nos queda debiendo.
Vamos a 20 meses de ADN en el poder, y no ha salido a licitación ningún bloque en el golfo, mientras Perú busca hidrocarburos en Tumbes; ningún bloque en la Amazonía ni siquiera intracampos; ahora los dos oleoductos son estatales y no hay dinero para hacer un nuevo trazado para evitar la erosión del río Coca; se anuncia una nueva refinería, pero no hay nada concreto. En cuanto a la construcción de centrales térmicas por parte del Estado, ¿cómo les fue con Austral y Progen?, ¿no sería mejor construcción privada?
Falta la pregunta para eliminar de la Constitución la reserva del sector energético en exclusividad para el Estado. Si se requiere aprobación previa de la Asamblea, pues tramitarla. Incluso Rusia y China han abandonado esa doctrina.
A lo constitucional hay que sumar el exceso de burocracia. La inversión queda en suspenso hasta que se obtengan todos los permisos. Hay numerosos proyectos de generación fotovoltaica y eólica trabados desde el gobierno de Lenin. Uno por fin está en construcción, Villonaco III en Loja. Las autoridades tuvieron que recurrir al fórceps para que nazca. La superación de los obstáculos burocráticos tomó cinco años: el contrato se firmó en 2020.
El proyecto fotovoltaico de El Aromo en Manabí se firmó en marzo de 2023. ¿Cuándo superará todas las trabas? ¿Cinco años, como Villonaco? ¿2028?
Buena iniciativa la de fusionar Ambiente con Energía, porque un mismo ministro va a poder disponer la tramitación diligente de permisos ambientales y agua de los proyectos energéticos. Pero hace falta un seguimiento paso a paso de las autoridades para destrabar la administración pública.
Falta otra pregunta. En 2013 se propuso someter a consulta prohibir la actividad petrolera en el Yasuní; la Corte Constitucional la inadmitió. La CC de 2023 arteramente la desenterró y la consultó junto con las elecciones generales, ocultando que la inversión estaba hecha y ya había producción. La única campaña fue la financiada por Amazon Watch. Las provincias petroleras votaron ‘no’.
Hay que rectificar esa celada que la CC y las ONG le tendieron al pueblo ecuatoriano. Que se consulte en el cantón Aguarico si se permite que se mantenga la actividad petrolera en el Yasuní. (O)