“Los que vivís seguros en vuestras casas caldeadas, los que os encontráis, al volver por la tarde, la comida caliente y los rostros amigos: Considerad si es un hombre quien trabaja en el fango, quien no conoce la paz, quien lucha por la mitad de jun panecillo, quien muere por un sí o un no. Considerad si es una mujer quien no tiene cabellos ni nombre, ni fuerzas para recordarlo, vacía la mirada y frío el regazo como una rana invernal”: Primo Levi, judío prisionero en Auschwitz, en su libro Si esto es un hombre. Relata de Emilia, una niña de 3 años, asesinada por los nazis “ya que a los alemanes les parecía clara la necesidad histórica de mandar a la muerte a los niños de los judíos”.
Nacido el día de la Nakba: “El nacimiento dura más que la muerte. En Palestina la muerte es súbita, instantánea, constante, ocurre entre respiros. Nací entre poemas en el cincuenta aniversario” (De la Nakba, la expulsión de los judíos de sus tierras). “Los cantos de liberación que se oían fuera de la sala del hospital le dijeron a mi madre: puja.” Mohammed El-Kurd, poeta palestino.
“Los colonizadores escriben sobre flores. Yo te hablo de niños que arrojan piedras a los tanques israelíes segundos antes de convertirse en margaritas. Quiero ser como esos poetas que se preocupan por la luna. Los palestinos no ven la luna desde sus cárceles”, Noor Hindi, poeta palestina.
Ahora cierra los ojos: “Imagina, nada de esto sucedió, una noche de histeria, quizás una alucinación, eso es lo que fue la fruta de la febril mente del poeta. Nada de esto sucedió (y los más de mil no ascendieron en una tormenta). Ahora abre tus ojos nuevamente”. Eliaz Cohen, poeta judío, sobre la matanza de israelíes del 7 de octubre de 2023, por milicianos palestinos.
Palestina A-Z: “Amigos de la escuela, del barrio, de la infancia. Los libros en la sala de mi casa en Gaza, los poemas en mis cuadernos, siempre solos. Los tres amigos que perdí en el ataque de 2014: Ezzat, Ammar e Ismael. Ezzat nació en Argelia, Ammar en Jordania, Ismael en una granja. Los enterramos a todos bajo la fría tierra. Peces en nuestro mar que los pescadores no pueden atrapar porque los cañoneros israelíes se preocupan por la vida marina en el Mediterráneo. Una vez pescaron en la playa de Gaza con una lluvia de proyectiles, y Huda Ghalia perdió a su padre, a su madrastra y a sus cinco hermanos en junio de 2006. Caminé en la procesión fúnebre hasta el cementerio. La sangre de sus ropas no se había secado. Para tapar el hedor, se pusieron perfume. El tiempo hizo que aumentara mi odio por los perfumes. Mi abuelo guardó la llave de su casa en Jafa en 1948. Creyó que volverían en unos días. Se llamaba Hasan. La casa fue destruida. Otros levantaron una nueva en su lugar. Hasan murió en Gaza en 1986. La llave se oxidó, pero todavía sigue en algún lugar, en espera de la vieja puerta de madera. En Gaza no sabes de qué eres culpable. Se siente como vivir en una novela de Kafka”. Mosab Abu Toha, escritor palestino.
Algún día las loas de la poesía serán por un acuerdo de paz justo, definitivo y que se cumpla entre los pueblos palestino y judío. (O)