Nos autoengañamos con mucha facilidad. Se dice, por ejemplo, que a cambio de la paralización de la producción del ITT, se van a conseguir “bonos verdes que compensen la pérdida”.
Lo primero que debemos decir sobre esta afirmación es que los bonos son un stock, mientras que la producción del ITT es un flujo. En otras palabras, los bonos son una cierta cantidad de recursos por una sola vez; la producción del ITT es un flujo diario, permanente, y de varios años.
Jamás el valor de esos bonos va a compensar el flujo. Quienes sostienen el discurso deben probarlo con cifras, deben demostrar que lo que se puede conseguir en bonos será unos 15 o 20 mil millones de dólares, para que entonces sí, esos bonos compensen el valor presente del flujo de ingresos que el ITT significa para el país.
Para las Galápagos, que tienen una valoración para la humanidad mucho mayor que el ITT, se obtuvieron 656 millones de dólares de un crédito, con el cual se canjeó deuda externa por un valor nominal de 1.630 millones de dólares. En otras palabras, no le ingresó “cash” al presupuesto. Además, lo que el país se ahorra, será para la conservación de las islas, no para medicinas, salud o educación.
Hagamos entonces la comparación, y asumamos que nos den el doble por el ITT, esto es, 1.300 millones. Pues eso es alguito más de lo que se exporta en un año, y solo tres años de lo que el presupuesto general del Estado recibe por el ITT.
Y esto, sin considerar el costeo de desmantelar 84 kilómetros de oleoductos de 24 pulgadas con un valor de unos doscientos millones de dólares que vale con instalación y demás costos, una planta de procesos que costó 350 millones de dólares, y 12 plataformas que costaron 30 millones de dólares cada una. Y también olvidarse de los 57 millones de hace 20 años (más de 100 hoy) que costó la exploración y certificación de las reservas. Seguramente gran parte del bono se irá al desmantelamiento de todo lo invertido, y la diferencia si queda, exigirán que se invierta en la conservación del parque nacional. Y no nos alcanzará para las demandas justas que harán las compañías que ahí han invertido. ¿Quién pagará el costo de esas demandas que seguramente las ganarán? La compensación con bonos verdes es un mito.
¿Han escuchado ustedes algún planteamiento concreto de los famosos bonos verdes? ¿Han escuchado alguna cifra de cuánto se puede obtener? ¿Ha conseguido alguno de los proponentes de los bonos una carta de intención, o por lo menos un pronunciamiento de los posibles emisores de los bonos, en el cual se indique el monto aproximado que estarían los donantes dispuestos a dar? Cuando escucho que en el mundo hay “cualquier cantidad de plata para temas de conservación”, recuerdo siempre el primer capítulo que enseña la economía: es una ciencia para entender cómo asignar recursos limitados frente a necesidades ilimitadas. Nunca hay recursos sin límite. El tema de las Galápagos se negoció por años, no nos vengan con el cuento que rápidamente se conseguirá la plata para el ITT.
Ni es rápido, ni es mucho. La paralización no es conservación: es pobreza, es retraso, es más crisis económica y social. (O)