“Vamos a limpiar el establo de Augías en que se ha convertido el sistema penitenciario”. El anuncio corresponde al entonces flamante ministro del Interior, general en retiro Patricio Carrillo, en alusión a un amotinamiento en la cárcel de Turi, en Cuenca, condición de desinstitucionalización de lo público a la que el desgobierno de Lenín Moreno y Guillermo Lasso nos tienen acostumbrados en seguidillas.

Balacera en la Penitenciaría del Litoral; más de 400 policías tratan de controlar incidentes

La analogía propuesta por quien lideró la contención de las protestas de octubre de 2019 como comandante de Policía en contra de los manifestantes levantados por la eliminación de los subsidios de los combustibles toma como eje la mitología griega, que aborda un trabajo encomendado a Hércules: limpiar los establos de Augías, los más grandes de toda Grecia, que por 30 años acumularon pestilentes boñigas. “Cuenta la leyenda” que, para cumplir el reto, el mítico Hércules desvió el cauce de un río que arrasó, en un solo día, todo el estercolero acumulado en tres décadas, y que para Carrillo era lo más parecido al sistema penitenciario ecuatoriano.

El problema de fondo –ahora lo vemos mejor– es que no solo el establo permanece intacto, sino que la propia Policía como institución pasó a ser parte de esa pocilga. Y Carrillo, el mismísimo rey Augías.

... en el caso de la Escuela de la Policía, las respuestas mediáticas de Lasso no han pasado de ser solamente eso: mediáticas.

No únicamente temas de delitos sexuales, muertes violentas y desapariciones –como el reciente caso de la abogada María Belén Bernal y el teniente de policía Germán Cáceres– han llevado a la Policía al establo del cual tardará en salir: el 26 de agosto pasado la Fiscalía del Azuay abrió un proceso de investigación, con detención incluida, contra tres policías en servicio activo vinculados con la muerte y robo a un migrante en su domicilio. Los agentes fueron involucrados luego que las cámaras de seguridad del ECU911 los registrara cargando bultos en el maletero del patrullero en el cual se movilizaban. Carrillo, quien fue un desatinado para referirse a los detalles del caso María Belén Bernal, estrangulada por su esposo dentro de la Escuela de Policía Alberto Enríquez Gallo –”crimen pasional”, “la culpa fue del guardia de la garita”, “acto irracional pero humano”–, ha sido consecuente solamente con la verbalización de la realidad desde el prejuicio, el machismo y el espíritu de cuerpo, y nada concreto ha pasado en el país en términos de reinstitucionalizarlo.

135 internos fueron trasladados de la cárcel de Cotopaxi hacia otras prisiones

El ‘Patrón’ Leandro Norero, alias ‘Suzuky’ y el ‘Negro Jessy’ son algunos de los reclusos de ‘alto perfil’ que han sido asesinados en la cárcel de Cotopaxi en ocho años

Esta misma semana reeditamos las masacres carcelarias, esta vez en Latacunga (donde tres policías intentaron ingresar 500 balas de fusil en sus chalecos “antibalas”, detalle inadvertido por la “inteligencia” policial) con 15 muertos y 21 heridos; a la cuenta unos 400 presos masacrados en lo que va de los dos últimos Gobiernos.

Además, en el caso de la Escuela Superior de la Policía Nacional, las respuestas mediáticas de Lasso no han pasado de ser solamente eso: mediáticas. Los generales cuestionados por su rol en el caso Bernal, que debían dejar su cargo por orden presidencial, siguen en funciones. El anuncio de demolición del edificio donde ocurrió el femicidio es un chiste de mal gusto. Cáceres sigue libre 16 días después del plazo concedido por Lasso al jefe de la Policía. En conclusión, el establo está intacto. (O)