Escribo esta columna el sábado 15 de noviembre del 2025, conociendo encuestas y sondeos sobre los sufragios de referéndum y consulta del domingo 16; pero, como se comprenderá, sin conocer aún resultado alguno.

La expresión con la que titulo la columna fue del 14 de noviembre del 1922, después de que el 13 de noviembre se extendió a todo Guayaquil una huelga indefinida que la paralizó con cortes de electricidad, falta de transporte urbano y desabastecimiento de mercados. Constó en telegrama del presidente de la República, José Luis Tamayo, al general Enrique Barriga Larrea, jefe de la Zona Militar de Guayaquil: “Espero que mañana a las seis de la tarde me informe que ha vuelto la tranquilidad a Guayaquil, cueste lo que cueste, para lo cual queda usted autorizado”.

El 15 de noviembre de 1922 fueron cientos de muertos que terminaron en fosas comunes y en la ría Guayas, lo que motivó la relación de Joaquín Gallegos Lara en la obra Las cruces sobre el agua. Barriga asumió la responsabilidad de la “trasmisión de la orden”. Los ejecutores “se excedieron”.

Tamayo fue liberal radical, convencido de que había que practicar lo que se predicaba.

Fue periodista y abogado. Fue soldado en la batalla de Gatazo, que consolidó la jefatura suprema del general Eloy Alfaro, que le ofreció el grado de coronel, que no lo aceptó por considerarlo desproporcionado. Tuvo diferencias con Alfaro; durante la segunda presidencia le escribió: “Que ponga el general Alfaro la mano sobre su pecho y que declare sinceramente si tiene el derecho de llamarse jefe del Partido Liberal el hombre en cuyo Gobierno los ciudadanos no gozan de ninguna garantía, de ninguno de los derechos que proclama y sostiene...”, al tiempo de exiliarse del Ecuador. Condenó la masacre de enero de 1912. Regresó en 1916 para apoyar la candidatura de Alfredo Baquerizo Moreno, y en el año 1920 fue su sucesor, hasta 1924, en que no volvió a la vida pública, sino a la abogacía.

Murió a los 88 años de edad. Dejó a su familia un legado de cinco mil sucres por un trabajo profesional que no había cobrado todavía. En carta del 3 de diciembre de 1922 a Adelaida Velasco Galdós, Tamayo expresó que “políticos preteridos” comenzaron desde el inicio de su gobierno una ruda campaña de oposición sistemática contra la Administración, con prensa apoyando “injusta y temerariamente” esta campaña.

¿Ha visto el 2025 hechos y frases que se parezcan a los del relato de líneas atrás?

Llamo a la serenidad para actuar y expresarse en los días que siguen a los actores de la vida pública. La firmeza y la exigencia de responsabilidades no requieren desplantes, ni inflarse, ni humillar, ni humillarse. Con la misma vara que juzgo a las parejas matrimoniales y gobernantes de Venezuela y Nicaragua, también juzgo a Bukele, gobernante de El Salvador, que no solo a pandilleros sino también a opositores los hace rapar, para que no les caigan piojos, y entregar su ropa, para que no les caiga “sarna”. (O)