Esta semana, en redes sociales, circuló una hermosa fábula sobre un colibrí que acarrea agua en su pico para apagar un incendio forestal; también, horrendos relatos sobre pajarracos terroristas incendiarios, todavía desconocidos, que atentaron contra la integridad física y psíquica de destacados periodistas de distintos medios de comunicación. Los dos relatos entrecruzan el bien y el mal.