¿Por qué los países repiten los errores del pasado? En buena parte porque no disponen de registros y memorias críticas en los que generaciones más jóvenes se puedan informar sobre los sucesos del pasado más o menos inmediato. En tales documentos no solo han de acopiarse fechas y sucesos, sino que se debe dar una visión de contextos y relaciones que expliquen lo sucedido. Podría mencionar varias épocas y procesos importantes de la historia del país que aún aguardan obras que recojan y descifren los acontecimientos. Con los largos años de la dictadura correísta no ocurrirá lo mismo, pues el expresidente Osvaldo Hurtado, quien ante todo ha sido siempre un estudioso de los fenómenos políticos y sociales, en su último libro Dictaduras del siglo XXI (al título añade Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador) acomete esa compleja tarea. La obra se puede leer como la historia y el historial del régimen que avasalló a nuestro país por una década, mientras que los ensayos sobre los casos de los otros países mencionados constituyen una contextualización regional histórica de los sucesos nacionales.

El volumen es contundente y demoledor, no deja resquicio en el desmonte cuidadoso de la idolatría correísta, recurriendo ora al escalpelo, ora a la maza. Todas las arbitrariedades, desafueros, abusos y delitos integrales del oprobioso Gobierno son rememorados y evaluados en su dimensión jurídica, ética y política, conformando un retrato y un prontuario escalofriantes. Todo esto a pesar de que no entra a analizar la corrupción de dimensiones macroscópicas que campeó a sus anchas durante esos años, porque de hacerlo necesitaría, por lo menos, otro tomo de similares dimensiones. Espanta pensar que casi la mitad de los ecuatorianos parecen no conocer estas realidades probadas y comprobadas, y demostraron en las pasadas elecciones creer en la posibilidad de una restauración de la dictadura. Y más asusta saber que dentro de cuatro años esa corriente persistirá e incluso puede hacerse mayoritaria. Porque, de lo que el libro consigna, Ecuador ha sido el más afortunado de los pueblos sometidos al socialismo del siglo XXI: prácticamente lo ha abandonado, mientras los otros tres estudiados permanecen bajo la égida de este sistema autoritario. Y vemos apenados cómo El Salvador en los últimos meses adopta una deriva que parece calcada del correísmo. Entonces hay que sostener activamente, como lo hace Hurtado, las causas de la libertad y la república.

De mis cuentas, este es el décimo quinto libro del expresidente. En ninguno de ellos es pesado, farragoso o abstruso, pero en este demuestra haber llegado a un acendrado dominio del oficio de escribir. Maneja los tonos y las estructuras de tal manera que deja traslucir el patriótico apasionamiento que lo embarga, sin dejarse arrebatar, así que la objetividad indispensable no se afecta y el libro vale tanto como manifiesto, alegato o documental. Es pues un escritor y no por ello deja de ser lo que ha sido siempre: un político y un cientista. Porque estas dos calidades no solo son oficios o profesiones, sino que son posiciones éticas frente a la vida, que implican actitudes irrenunciables. (O)