Después de una larga y fecunda vida entregó su alma al Creador, según la fe cristiana, el doctor José Baquerizo Maldonado, ilustre médico guayaquileño. Con su último aliento expiró un afán incansable de vivir que dejó una huella de rectitud y caballerosidad en quienes tuvimos la suerte de conocerlo.

Con él virtualmente se extingue la generación de los nacidos en los años 20 del siglo pasado, que encarnó lo mejor de los valores típicos del ser porteño, incluido un cortés señorío. Perteneció a familias distinguidas, vinculadas a los próceres de la Independencia, con una larga tradición de servicio público. Sobrino nieto del expresidente Alfredo Baquerizo Moreno y a la vez sobrino carnal del distinguido galeno Teodoro Maldonado Carbo, exrector de la Universidad de Guayaquil y mentor de su vocación profesional.

Fallece el médico José Baquerizo Maldonado

Como joven ministro de Educación durante la presidencia de Camilo Ponce Enríquez fue el promotor de la creación de la Escuela Politécnica del Litoral, Espol, en 1959, que permitió llenar un vacío en la educación superior de la ciudad, carente de carreras ingenieriles. Fue embajador en España, país donde se había especializado como cirujano y gastroenterólogo.

En los 60 postuló a la Alcaldía de Guayaquil bajo el eslogan de “Baquerizo Maldonado, problema solucionado”. Cuando se lo recordaban agregaba con humor: “...y con aire acondicionado”. En verdad, la ciudad perdió la oportunidad de tener un auténtico Cincinato (personaje ejemplar de las antiguas virtudes cívicas romanas) a su servicio. Fue diputado del PSC en la Asamblea Constituyente de 1966-1967.

Como joven ministro de Educación... fue el promotor de la creación de la Espol, en 1959.

En su madurez se desempeñó como rector de la Universidad Católica de Guayaquil, cargo que honró una larga trayectoria como maestro de juventudes. Combinó la enseñanza en las aulas con aquella de los quirófanos en los hospitales Luis Vernaza, de Solca y el IESS, donde ejerció el apostolado de su juramento hipocrático. Era un doctor disponible 24/7 para sus pacientes, quienes agradecían con fidelidad su don natural de sanador.

Fue un hombre de buen porte, elegante de traje o guayabera, de rostro bien proporcionado, con su cabello castaño y mostacho abundantes, donde destacaba una sonrisa atractiva reflejo de su bonhomía. La voz de buen timbre y cálida, acompañaba de forma armoniosa el conjunto de su talante. Está demás decir que era una persona culta y de una inteligencia superior.

José Baquerizo aporta a la educación y salud

Su personalidad era franca y abierta, sin dobleces. Destacaba como rasgo característico un optimismo tenaz opuesto a aquello de que el mundo es demasiado para los hombres por sus ansiedades e inseguridades. Era la encarnación del ren de Confucio que puede traducirse como el sentimiento de humanidad comprendido por cinco virtudes cardinales: respeto, magnanimidad, sinceridad, seriedad y bondad.

Tuvo una identidad modelada por aquellas cosas más queridas de las que se rodeó: su familia (esposa, 8 hijos, 32 nietos y 42 bisnietos), sus amigos, la profesión y el solaz que le brindaban sus propiedades agrícolas en Boliche, donde cultivó banano, cacao y caña de azúcar. Quince días antes de morir a los 97 años las visitó por última vez haciendo planes para el futuro.

Tal fue el fin jubiloso del querido Pepe, el hombre que no se cansó de vivir. (O)