Los viejos de antaño con cabezas de cartón aún se venden en la avenida Velasco Ibarra, a la altura de Bellavista, Guayaquil.

Testamento humillante del año viejo 2022:

La vida comprometida con trabajo honesto contrasta con derroches y abusos sin protesto. Con mucho dolor dejaré el país a mi descendencia, en manos de delincuentes de mucha trascendencia. Que nadie se queje de los pobres ‘policitos’ que instalaron mallas contra ‘delincuencitos’. Novelesca e increíble situación de innumerables sucesos cotidianos, por no contar con indispensable protección de derechos humanos; privilegio del que goza la delincuencia desenfrenada que actúa protegida con derechos, sin ser sancionada. Como advierto sucesos cada vez más intensos, recomiendo reclusión completa a mis hijos cercanos, de otra, están condenados a sufrir mortales asaltos; necesitan exclusivos ‘derechos’ para evitar sobresaltos por no tener protección de derechos humanos, y no miento, que sí los poseen los descarriados y además dinero, medicinas y alimentos.

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Decidí no aplicar mano dura y en su lugar diálogo, después de revisar lo que exige el sagrado decálogo. ¡Fracasé!, intentando en todos los diálogos ser amable, pero en la tierra del siglo XXI lo correcto era haber usado el sable. Ahora, temo enfrentar al Todopoderoso y tiemblo, esos merecían peor suerte que los expulsados del templo. Paladinamente confieso que al pueblo dejo en indefensión total, entregado a los supuestos ancestrales para un chantaje mortal. Esta situación general evidencia temas complicados, que se repiten a cada momento y se traducen en pecados..., la situación está madura, solo se podrá solucionar aplicando mano dura. Temo enfrentar al verdadero Dios Todopoderoso, me podría culpar y sancionar por no ser cauteloso. Sufro terrible cargo de conciencia, no actúo seguro de mis actos y mis herederos temen por mis pactos.

El turismo está acribillado, Ecuador casi destruido moralmente, económicamente, productivamente, etc., todo está maltrecho, incluido mijo el presidente. La verdad inocultable es que donde se ponga el dedo salpica podredumbre, estoy obligado (sometido) a cerrar el pico para que las retaliaciones no alcancen a mis hijos y para que nadie piense que estamos contra el presidente, que elegimos por ser mi hijo preferido. Todas las voces de amigos, analistas, periodistas, empresarios, etc., me culpan por estar frente a esta pandemia de atropello en grado sumo, sin pronunciarme ni plasmar adecuadamente lo que toca a cada uno sin dedicatoria... Pero hay un hecho más grave que la corrupción y la inseguridad: la impunidad que alienta a narcotraficantes y corruptos a continuar, porque la justicia está peor que la delincuencia... La vida siempre nos dará las oportunidades, no las desperdiciemos, hagamos el mayor esfuerzo que la recompensa mejorará nuestra historia. Tomemos la decisión de orientar a los desorientados que se crucen en nuestros caminos y eduquemos para elegir a los mejores ciudadanos humanos como jefes de nuestra manada humana. Cada amanecer garanticemos que algo increíble haremos, y sucederá. Esa es mi esperanza y moriré feliz escuchando el último tañir de las campanas que marcan el último segundo de este año 2022. (O)

Otón Arboleda Sánchez, Salinas, Santa Elena