Personas con tos no tienen reparo para salir a la calle, regar bacterias, virus..., que expulsan de los pulmones por las narices, bocas en el templo, el transporte público, en el supermercado, la farmacia, etc. Unos tienen mascarillas, muchos no, no llevan papel higiénico, pañuelo, no les importa contagiar.

En una iglesia, en Guayaquil, un mocoso, y otro que tosía, se arrodillaron atrás de mí, me echaron en la nuca el aire que botaron. Los miré y no pidieron disculpas, sino que estornudaron y tosieron más. No fueron educados, ni cristianos, ni limpios. (O)

Publicidad

Wellington Cedeño, Daule