El hombre es feliz cuando logra dominar su ego, cuando sabe que se propuso algo y lo consiguió, la mayoría de las veces no son los bienes materiales, ni la fama, ni la fortuna. La felicidad es sentirse bien y en paz con Dios, con la familia, con los hijos, percibir al amor como el mayor logro, leyendo, estudiando y gozando de toda la belleza del universo, disfrutando del olor y la belleza de las rosas, dando besos a las estrellas, apreciando la media luna, admirando al colibrí haciendo equilibrios y compitiendo con el aire para hacer posible el polen de una flor.

La felicidad es sentirse bien (...), gozando de toda la belleza del universo...

Disfrutar del arte: pintura, escultura, poemas, poesías y versos; identificarse con la generosidad del sol y la tierra que todo lo dan a cambio de nada, asombrarse e investigar el origen de la semilla cómo se multiplica para que nada falte en la tierra, la generosidad del agua que misteriosa emerge de mares y ríos para fecundar a las nubes, para que de ella vengan las lluvias que reverdecerán el pasto, los bosques y los sembríos y ver como hasta la última gota de lluvia vuelve al plácido e inmenso mar, cuna de sus inmemorables deseos de volver, y cómo el mar en su humildad y sencillez acoge a todos los riachuelos y ríos.

El sabio sabe que es ignorante

Y la música como el do, re, mi, fa, sol, la y si, se confabulan con la cítara, la guitarra, el arpa y el bandoneón para convertir la materia en espíritu a través de melodías que son capaces de estremecer el alma y confundirse con ellas. ¿Y el gusto? El vino tomado con timidez es capaz de endulzar el corazón y el alma. ¿Y el tacto? En esto son maestros, los dedos para hacer renacer el amor que solo tiene su remanso en el interior en los confines del espíritu, huye a donde mora lo infinito, la eternidad, miren cuántas cosas que se disfrutan sin las ilusas y transitorias ilusiones diarias. (O)

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Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro