Me he puesto a pensar en qué se diferencia una educación pública frente a una privada y la respuesta es fácil, todo gira en torno a la misma palabra “educación”.

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Resaltando las asignaturas, instalaciones e incluso, en algunos casos, a los profesores de una unidad pública. Estos factores causan que el aprendizaje sea de manera irregular e incluso aumente la deserción de los estudiantes. Considero que a mayor número de estudiantes menos es la capacidad de comprender las asignaturas. Por ejemplo, la asignatura de computación básica es una de las herramientas más importantes en el ámbito laboral, sin embargo, poco se imparte en algunas instituciones educativas públicas, ampliando así el analfabetismo en la ciudadanía ecuatoriana cuya palabra tiene grandes significados.

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Mientras que la educación privada es lo contrario. No solo por sus instalaciones, sino, por la calidad y calidez con la que enseñan los profesores, la amplia rama de conocimientos que ayudan al estudiante a mejorar cada día y así convertirlos en personas que sean capaces de solucionar problemas, seres que comprendan la ética y la moral del ambiente en el cual vivimos.

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Pocas personas tienen el privilegio de estudiar en una escuela, colegio e incluso una universidad privada que satisfaga sus necesidades académicas. En mi caso, soy un joven afortunado que con gran ayuda y sacrificio de algunas personas he logrado continuar mis estudios, valorando así mi educación.

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Sin más preámbulo dejo abierta la opinión de cada uno de los lectores para fortalecer la educación tanto pública como privada. (O)

Julián Carlos Chaucalá Cárdenas, Quito