La pandemia obligó a miles de niños y adolescentes a continuar estudios de manera virtual lo cual generó problemas de aprendizaje, sin embargo los niños de primera infancia son los más afectados.

Los primeros seis años de vida son los periodos críticos de aprendizaje, donde el cerebro está más dispuesto a adquirir determinadas destrezas; se establecen la confianza básica, la seguridad emocional, el desarrollo de las habilidades sociales y la comunicación oral, importantes para desenvolverse a lo largo de su vida. La escuela no es solo para aprender matemáticas y ciencias, sino también para la socialización e interacción, brinda estabilidad, seguridad; se deben construir espacios donde los niños se puedan encontrar, moverse, correr, saltar, jugar para aliviar los efectos de la pandemia, en una educación híbrida semipresencial siguiendo los protocolos de bioseguridad.

La educación a distancia llegó de manera desigual, en parte por la inequidad preexistente en el acceso a recursos como conectividad, dispositivos y ambientes propicios para el aprendizaje. El desafío es reducir al máximo el impacto negativo de la pandemia en la educación de nuestros pequeños y aprovechar la experiencia para tomar una ruta más certera. (O)

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María Belén Verduga Viera, Guayaquil