No solo basta con las armas y los hombres, la extensión territorial o la cantidad de habitantes, tampoco basta el sistema político y peor aún la calidad educativa, ya que hay una columna clave que de verdad sostiene la hegemonía de los imperios dominantes y de los países desarrollados, lo que de verdad les da ese estatus y nombre, existe gracias a una de las actividades humanas más básicas: el intercambio de bienes, que mantiene al ser humano en constante evolución y movimiento, dándole así un sentido a su vida, y eso es el mercado.

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Desde el inicio de los tiempos el humano ha basado su evolución y su riqueza al intercambio de bienes. Desde el antiguo trueque hasta el uso de la moneda, y desde que el patrón monetario existe en nuestras sociedades, una constante competencia entre los reinos por el dominio económico a nivel mundial se ha dado lugar, ya que si una moneda es lo suficientemente fuerte, estable y tiene un futuro prometedor, esa moneda será usada para el comercio internacional, y con ese objetivo logrado, el país emisor de la moneda dominará el mercado y con ello de verdad se convertirá en la potencia dominante, porque sin dominio del mercado no existen las potencias.

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Ecuador tiene todo para dominar el mercado global, presume uno de los suelos más fértiles para el cultivo de alimentos, goza de una gran capacidad de desarrollo tecnológico, sus metrópolis tan cosmopolitas brindan gran acogida y llaman tanto la atención a la inversión nacional y extranjera, usa la moneda mundialmente dominante, y entre otras muchísimas cosas más tiene el privilegio de contar con una de las culturas humanas más productivas y creativas. Gracias a todo esto también tiene un grandísimo potencial de sobresalir en casi todo en los mercados globales, siendo notablemente superior a su competencia, no es coincidencia que tengamos el mejor camarón o banano, el mejor cacao o flores, y así como sobresalimos en estos y otros apartados, podemos abrir nuestra capacidad productiva hacia donde nos llegue la imaginación, porque para Ecuador si despertara del sueño, dominar el mundo mediante el mercado y se convirtiera en una pujante potencia, esto no resultaría nada difícil. (O)

Anthony Steven Ramia Mantilla, Tabacundo