Necesitamos pocos partidos y que no prometan empleos a sus huestes. Son 20.000 los gerentes, los directores, los asesores, que cuestan mil millones de dólares al año; dañan el ambiente laboral; trastocan los procesos que los sufridos y experimentados servidores de carrera buscan mantener –vean lo que pasa en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS)– y potencian discrecionalidad en las contrataciones.

Si de veras quieren servir autoridades, políticos, deben quedarse en las instituciones a las que sin concurso de oposición, llegan. El 10 % de la población económicamente activa se emplea en lo público –menos que hasta el 23 % que en otros países–, y aún se requieren miles de profesionales de la salud, de profesores y de policías. Una vez eliminada la libre remoción, la Asamblea Nacional debe normar para que se concurse solamente por los puestos de quienes se jubilen, mientras se sueña en un modelo de gestión donde cada barrio tenga servidores públicos de los gobiernos central y local territorializados, cerca del lugar en donde ellos viven, cumpliendo con todas las metas y con todos los indicadores de la gestión. (O)

Diego Fabián Valdivieso Anda, economista, Quito

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