Según el psicólogo Cliff Arnall, el tercer lunes del mes de enero es el día más triste del año. Después de las celebraciones navideñas muchas familias no se han recuperado, ni económica ni emocionalmente. Y los propósitos del nuevo año se vuelven complicados luego de casi tres semanas de estricto cumplimiento. A estas alturas la gente ya se ha dado cuenta de que las tan deseadas metas que se habían propuesto para comenzar el año se han vuelto lejanas, llegando a una profunda decepción. Por este y otros motivos, el tercer lunes de enero se conoce como Blue Monday o “lunes triste”. Pero aparentemente, ni siquiera el Blue Monday puede contra la felicidad de los ecuatorianos.

La asociación mundial WIN, empresa de investigación de mercados y de opinión, publicó recientemente una encuesta que explora las expectativas, visión y creencias de 38.709 personas mayores de 18 años en 41 países. Con los resultados publicados de la encuesta, Ecuador continúa siendo una de las naciones que se percibe más feliz. Obtuvo el tercer índice de felicidad más alto del mundo, junto con Colombia. Solo Kirguistán y Kazajistán superan a Colombia y Ecuador.

Quizá viéndolo desde afuera, la gente se sorprenda de nuestra felicidad permanente conociendo nuestras dificultades, porque si hay algo tan permanente como nuestra felicidad son los problemas que aquejan esta nación: terremotos, corrupción, desnutrición, desempleo…; sin mencionar el gran elefante en la habitación que compartimos con el resto del mundo desde hace varios meses: el golpe del COVID-19 sobre las familias.

En términos prácticos, para la gente es más fácil ser feliz que ser optimista. Dicho esto, ¿cuál es el criterio de medición en materia de optimismo? Al porcentaje de quienes consideran que el 2021 estará peor que el 2020 se le resta el porcentaje de personas que creen que estará mejor. En ese sentido, según el estudio, Ecuador no es tan optimista como feliz.

En Ecuador hoy no es un “lunes triste”, sino un lunes para celebrar: empiezan a llegar las vacunas contra el COVID-19. Así mismo, hoy, luego de varios debates presidenciales, muchos han podido meditar concienzudamente el voto y por lo tanto en las encuestas seguramente habrá un menor porcentaje de indecisos. Somos felices a pesar de las dificultades y eso habla muy bien de la actitud que tenemos frente a la vida. Nos traen felicidad las pequeñas cosas y los golpes duros no nos arruinan.

Sin llegar a ser pesimista, como lo son Italia y Hong Kong, según el estudio en mención, a un Ecuador en año electoral se le dificulta mantener una visión positiva en el horizonte. Aunque ponemos todas nuestras esperanzas en nuestro voto, también se teme una decepción electoral, sin mencionar fraudes, abusos o nuevos actos de corrupción, que fueron los que nos llevaron a votar por unos y evitar votar por otros.

En conclusión, para el mundo tal vez hoy es Blue Monday, pero Ecuador siempre encuentra motivos para ser feliz, por lo tanto, no nos aplica el “lunes triste”.

P. S.: Ahora se entiende por qué en Ecuador la palabra ¡infeliz! es una fuerte ofensa. (O)