En mi primera columna, publicada en enero pasado, preguntaba si 2020 sería un año próspero. Mis pronósticos más bien pesimistas quedaron cortos frente a la cruel realidad, que recuerda la frase de la reina Isabel II: annus horribilis (‘año horrible’ en latín).

La pandemia de COVID-19 (la peor pandemia desde la influenza de 1918) dio paso a la peor recesión económica desde la Gran Depresión de 1929. Los niveles de desempleo se dispararon a nivel mundial; en el Ecuador llegaron a una tasa récord de 13,3 % en junio (para septiembre bajó a 6,6 %). En el país se produjeron 40.000 muertes en exceso hasta mediados de diciembre (0,22 % de la población, la segunda peor tasa en el mundo después de Perú), y la crisis dejó a miles de personas con enfermedades crónicas.

Tras un año tan pesaroso, las últimas semanas han traído esperanza de que 2021 será mejor.

Hacia finales del año, las autoridades médicas en el Reino Unido y EE.UU. aprobaron las vacunas para el COVID-19 desarrolladas por BioNTech/Pfizer y Moderna. También se espera la próxima aprobación de la vacuna de Oxford/AstraZeneca. En Rusia y China se han aprobado vacunas, aunque sin información transparente sobre sus resultados. Otro rayo de luz fue la elección de Joe Biden como presidente de EE. UU., quien traerá de vuelta una política exterior e interna basada en estrategias, normas, y, en el caso de la pandemia, en la ciencia.

Un efecto colateral positivo de la pandemia fue la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero a nivel mundial del 7 %, por la reducción del uso de combustibles fósiles para el transporte. Genera una experiencia de reducir viajes y permitir el trabajo desde la casa para parte de la población, que podría conllevar una reducción sostenida de emisiones.

Aunque se pospuso la conferencia climática anual para 2021, tuvo lugar una “cumbre de acción climática” virtual, en la que se presentaron propuestas para fortalecer los planes de acción climática. Varios países presentaron propuestas más ambiciosas, incluyendo el Ecuador (que se comprometió a una descarbonización hacia 2050), Costa Rica (ratificó su meta de emisiones netas cero en 2050) y Perú (aumentó su meta de reducción a 40% hasta 2030). Se anunció igualmente la concesión de contratos para proyectos de generación eólica en Loja y de energía solar en El Aromo (terreno que el gobierno de Correa aplanó a un costo de $ 1.500 millones). Los dos proyectos generarán 320 megavatios.

Se inicia la campaña electoral, en la cual se escogerá entre 16 o 17 binomios. El promedio de las encuestas pone en los primeros cuatro puestos a Guillermo Lasso, Andrés Arauz, Yaku Pérez y César Montúfar; es probable que haya una segunda vuelta y se dirima entre dos de estos candidatos.

Habrá claras opciones: una de derecha, una de centro y dos del populismo de izquierda. Tanto Pachakutik como el correísmo han propuesto entregar una “renta básica universal” en “moneda electrónica”, lo cual devendría en la desdolarización y colapso económico.

Hay esperanzas de que 2021 será mejor que 2020, pero dependerá, en el caso del Ecuador, de la voluntad de los votantes. (O)