Es entendible glorificar a una persona por sus genialidades que rebasan el estándar del rendimiento humano en cualquier campo, pero “endiosarla” es distorsionar el sentido filosófico-doctrinario del Ser Supremo y Creador, del Hacedor del bien, del auténtico Dios hecho hombre, quien ya vino para los cristianos (lo recordaremos en pocos días), o esperado para los judíos; resulta una herejía...
Estos ‘seudodioses’ son ídolos de barro, deidades de marketing creados por un articulismo sicarial amarillista que responde a intereses calculados de una élite (llámanse clase superior), mantenido como un patrón histórico pernicioso que parece propiciar la extinción de la mayoría (llámanlos clase inferior) por medio de guerras, hambrunas y pandemias. Cuando concibieron al producto ‘dios Maradona’, no al humilde y talentoso futbolista Diego Armando Maradona, crearon –propiciaron– con él, cocaína, crack, heroína, marihuana, hache, alcohol, etc., que obnubilan y alienan al pueblo que consume el producto bien marketizado; para que no perciba la libertad, la justicia, la equidad, que son los ‘balones’ no solo manchados sino pateados, apabullados, pinchados e inservibles. Pero también crearon con el ‘dios Maradona’, al modelo para nuestros niños y jóvenes, como otro referente equivocado a seguir. (O)
Joffre Edmundo Pástor Carillo, licenciado, profesor jubilado; Guayaquil