La periodista mexicana Alma Guillermoprieto es una de las escritoras más interesantes de las últimas décadas. Sus esclarecedores reportajes sobre América Latina –el ascenso del sandinismo nicaragüense, la guerrilla salvadoreña y las masacres perpetradas por la antiguerrilla, el anquilosamiento progresivo del socialismo cubano, las escuelas brasileñas de samba, las guerras atizadas por la narcoguerrilla y el Estado colombiano, las inhumanas formas de violencia en México– aparecieron en diarios y revistas prestigiosos de habla inglesa y se pueden encontrar en un libro titulado Desde el país de nunca jamás.

Antes de ser reportera, Guillermoprieto fue bailarina en Nueva York y profesora de danza en Cuba, experiencia narrada en el libro La Habana en el espejo. En un festival literario en Cartagena, en 2019, Guillermoprieto fue invitada a conversar con Chimamanda Ngozi Adichie, una de las grandes novelistas de la actualidad, quien también es muy conocida por sus obras feministas. Guillermoprieto se propuso dedicar el poco tiempo de esa charla para profundizar en la historia de la escritora y sus procesos de creación. Sin embargo, muchas feministas la atacaron por haber hablado de literatura y no de la situación de las mujeres.

Este ataque es incomprensible incluso si se toma en cuenta lo dicho por Adichie: “Para mí, el feminismo siempre es contextual”, esto es, determinadas situaciones pueden llevar una respuesta feminista. Guillermoprieto se pregunta: “¿Las feministas tienen la obligación de hacer del feminismo su preocupación prioritaria? Y si no prioritaria, ¿por lo menos explícita?”. Ella no sabe la respuesta y por eso mismo escribe su libro más reciente ¿Será que soy feminista? (Barcelona, Random House, 2020), en el que desmonta la violencia sutil y real que el patriarcado como sistema ha ejercido sobre las mujeres por miles de años.

Guillermoprieto sostiene que el feminismo ya ha producido una de las grandes transformaciones de la humanidad, una revolución ética: “Gracias al feminismo, el desequilibrio entre el poder de los hombres y el poder de las mujeres se ha modificado tanto, hemos aprendido tanto, somos tanto menos sumisas, que todo, todo, se tiene que mirar de nuevo”. Los reportajes de Guillermoprieto abordan los acontecimientos de modo diferente y por eso ella ha escrito mucho sobre las mujeres heroicas que, en la lucha por la vida, descubren la solidaridad con otras mujeres forjadas en las protestas, en las emergencias y en el dolor extremo.

“Hacer la revolución es cambiar nuestra imaginación”, dice. “Pienso en la Revolución francesa, que acabó con la monarquía, los siervos, el derecho divino, y no es más importante que esta revolución, que en donde quiera que se alza restituye derechos elementales a la mitad de la humanidad”. Para Guillermoprieto, lo fundamental es la conciencia de sí mismas de las mujeres: “Podemos ser mujeres actuando como tales dentro del mundo”. Aún falta muchísimo para que hombres y mujeres logren la plena igualdad entre hombres y mujeres, para lo cual Guillermoprieto reivindica la tolerancia y el pacifismo como imprescindibles dentro de todo movimiento social. (O)