Con una cantidad de atrasos en pagos del presupuesto del Estado en proporción al PIB nunca antes vista, y con la cadena de pagos a punto de reventar, llega el alivio de una transfusión de sangre vital por parte del FMI, luego de un acuerdo en el cual el país recibirá este mismo año 4.000 millones de dólares, sin los cuales el Ecuador habría tenido una situación de impredecibles consecuencias.

Ese acuerdo, cuya aprobación formal se dio en el directorio del FMI, tiene una instancia previa, el SLA, (Staff Level Agreement), en el cual el equipo técnico llega a un acuerdo sobre las cifras y metas del país. Ese SLA fue necesario para que se pudiera hacer efectivo el canje de los bonos de deuda externa. Y, aunque parezca increíble, los bondadosos chinos que nos tienen agarrados del cogote también exigían acuerdos con el FMI para sentarse a conversar sobre nuestra esclavitud financiera con ellos.

El acuerdo tiene varios puntos sobre los cuales reflexionar. En primer lugar, a todos los que han criticado al FMI, y que por razones ideológicas y por atavismos son los detractores de esta institución, les preguntamos: ¿Por qué no han salido a tirar piedras y a exigir que el Ecuador devuelva el dinero que está llegando? ¿Por qué no nos dicen qué alternativa hay a un acuerdo con el FMI?

En segundo lugar, este gran alivio que representa el acuerdo para la situación temporal, esta transfusión de sangre al moribundo, aumenta sin embargo la intensidad, no de luces amarillas, sino más bien rojas, sobre la gravedad del paciente aunque sobreviva por la transfusión. ¿Resuelve este acuerdo con el FMI los graves problemas de fondo de la economía ecuatoriana? ¿Resuelve el tema de una seguridad social que grita “no doy más”? ¿Resuelve el tema de la inflexibilidad laboral, de la inseguridad jurídica, de la corrupción, del tamaño del Estado, de la asfixia regulatoria que agobia al ciudadano, a las empresas, instituciones y al productor? ¿Resuelve el acuerdo con el FMI modelo de sociedad perverso que engendró el monstruo de Montecristi? Y la lista de preguntas puede ser mucho más larga. La respuesta es no. No hay que ser ni economista ni experto financiero ni doctorado en Ciencias Políticas para entender que si esos problemas siguen, el acuerdo con el FMI solo hace que sobrevivamos, pero que estemos más endeudados, y que sigamos viviendo con la existencia de los mismos problemas que nos han llevado a tener una deuda grande y pesada.

Finalmente, al entender que sin este acuerdo hoy estaríamos muertos, pensemos en lo prudente que fue en marzo hacer ese pago de deuda, para conseguir todo lo que ha venido después. Una vez más se ve que no se deben politizar los temas técnicos, que no se debe jugar con la deuda, con la economía, con las finanzas públicas, con los bancos centrales, precisamente todo aquello que se hacía y en exceso en las épocas anteriores.

Este gobierno no nos ha sacado del hoyo. Y el próximo tampoco lo hará, a menos que la sociedad entera empuje la carreta en el mismo sentido y con gran convicción. Y esto requiere el compromiso de todos los sectores, y no solo la buena voluntad de un gobierno. (O)