Ruth Bader Ginsburg (RBG) falleció hace una semana, a sus 87 años, luego de una larga lucha contra el cáncer, enfermedad que había superado en dos ocasiones. Ella fue la segunda mujer en la historia en servir, como jueza, en la Corte Suprema de Estados Unidos y su criterio y voz siempre tuvo relevancia y eco. Incluyendo algo de humor en sus expresiones, supo poner sobre la mesa y defender apasionadamente los derechos de las mujeres, de las minorías, la igualdad de género, las libertades civiles y el estado de derecho. Incluso trató temas, para muchos delicados o controversiales, como la inmigración, la raza, la religión, el aborto, el matrimonio igualitario y el medio ambiente.

Su paso por la Corte Suprema no fue inadvertido y logró convertirse en un ícono de la cultura legal norteamericana. Varias biografías se han escrito de su vida y su trabajo. La pantalla chica y grande tienen también producciones de su trayectoria. Quienes siguen, conocen y defienden las ideas de RBG suelen llevar pancartas y utilizar camisetas con la frase “No puedes deletrear ‘truth’ (verdad, en inglés) sin Ruth”.

La defensa por la igualdad de genero y la protección igualitaria que la ley debe dar a ambos sexos fue un pilar en sus opiniones, entre las cuales destaco (porque son las que más me gustan) las siguientes: “El pedestal sobre el cual han sido colocadas las mujeres, tras ser inspeccionado de cerca, con mucha frecuencia ha demostrado ser una jaula”, “Cuando a veces me preguntan cuándo habrá suficientes mujeres en la Corte Suprema y digo, ‘cuando haya nueve’, la gente se sorprende. Pero había nueve hombres, y nadie ha planteado nunca una pregunta al respecto”, “A medida que las mujeres alcanzan el poder, caen las barreras. A medida que la sociedad ve lo que las mujeres pueden hacer, habrá más mujeres afuera haciendo cosas y todos estaremos mejor por eso” y “Yo tuve un compañero de vida que pensaba que mi trabajo era tan importante como el suyo, y creo que eso marcó la diferencia para mí”.

Quise aprovechar esta columna de opinión para compartir, brevemente, parte de la historia y algunas frases de la jueza Ginsburg, quien desde la década de los setenta empezó a destacarse en los temas antes mencionados. Estoy convencido de que sus ideas y su trabajo ayudaron mucho en la lucha por la igualdad de género que seguimos viviendo día a día en el mundo. Adicionalmente, pienso que en nuestro país sería importante leer y conocer sobre esta jueza para llegar a la conciencia de muchos quienes defienden y mantienen un machismo violento y agresor en nuestra sociedad. Es inaceptable que mientras los delitos comunes han descendido, la violencia de género, violencia interpersonal y contra la mujer siga en aumento. El COVID-19 dejó consecuencias negativas en este ámbito y sacó a la luz lo peor: quedarse en casa (sumando otros factores como el estrés y la pérdida de ingresos) provocó un aumento intolerable de violencia intrafamiliar.

Nuestro futuro como sociedad puede y debe ser mejor. En gran medida, depende de que todos nos respetemos y no nos discriminemos por razón de género. (O)