Vivo en el barrio del Astillero, en Guayaquil, aproximadamente desde marzo del 2019 empezó la regeneración urbana de la calle Chimborazo, desde El Oro hasta Portete. Esto lo considero importante, pues como ocurrió con otras calles aledañas que ya pasaron por este proceso, la plusvalía y los negocios aumentaron dando otro aspecto tanto en lo estético como en lo productivo. Debido a la pandemia la obra estuvo paralizada por algunos meses, pero actualmente se encuentra en su fase final.
Ya pasaron las molestias por el polvo, el ruido de las maquinarias pesadas y las desviaciones vehiculares. Ahora durante el día tengo una buena vista desde mi balcón. La calle Chimborazo con árboles, y aceras remodeladas, es motivo para practicar la fotografía urbana de la cual soy un aficionado. El asunto cambia totalmente en la noche, entiendo que el cambio al cableado bajo suelo conlleva tiempo, pero unas simples farolas ayudarían mucho para alumbrar ciertas esquinas, es tétrico caminar en la noche por el tramo regenerado, aparte del temor de ser asaltado. Pensarán que por ahora no es indicado caminar por ahí, pero para los que vivimos justo a mitad de la calle es necesario salir a cumplir con nuestras obligaciones. Vamos para dos meses con este problema y aunque en las últimas semanas han pasado en vehículos de la CNEL revisando postes y colocando argollas para las luminarias, estas siguen sin funcionar. (O)
Kelvin Kleiner Betty Salinas, 32 años, Guayaquil