Están siendo muchos en estos días los infectados y los muertos en la pandemia por coronavirus, en el mundo, entre estos los pueblos indígenas que son tan vulnerables. Hemos de tenerles muy presentes en nuestra oración y pedir para que a estos pueblos no les falte la atención sanitaria y los alimentos.
Una de las lecciones que nos deja la dura prueba de la pandemia es la inhumanidad de la cultura del descarte, desde un descarnado utilitarismo que ha relegado de la atención a los más ancianos y débiles pobres. Las personas, como nos ha recordado el papa Francisco, son más importantes que la economía, y deben estar en el centro de nuestras preocupaciones. Solo así podremos decir que estamos poniendo las bases para una sociedad futura mejor, en la que de verdad no dejemos a nadie atrás. (O)
Enric Barrull Casals, Girona, España









