No es posible que mientras miles de ecuatorianos están estresados en confinamiento, ciertos funcionarios solo tienen en mente sacar provecho de esta situación, cómo llenar sus bolsillos; siempre seremos una nación que está sumergida en inmoralidad de políticos y funcionarios.
El escritor Paulo Coelho expresó en un libro que “las dunas cambian con el viento, pero el desierto sigue siendo el mismo”, esta frase la asociaré a que llegan nuevos rostros a dirigir nuestro país, prometen soluciones, pero la corrupción seguirá liderando.
En los medios de comunicación presentan estadísticas del COVID-19, y la corrupción no se queda atrás, también se acrecienta. Estamos en una época en donde si el funcionario abandona su cargo, es porque tiene cola que pisarle; y con cinismo se va hablando de su “dignidad”.
De qué sirve que las autoridades reciban alertas de los sobreprecios de los insumos médicos, compras de fundas de alimentos, contratación de servicios a empresas que están a cargo de sus familiares, etcétera, si ellos detienen las investigaciones, se tapan culpables, cómplices y encubridores.
Es hora de que los casos de corrupción no pasen a los archivos y las acciones legales las inicien y pague quien tenga que pagar.
Amanecimos con las noticias que están allanando las casas de ciertos ‘personajes’ conocidos, eso se aplaude y son muchos los ciudadanos que dicen “ojalá paguen y no sean otros casos que quedan en la impunidad”; pero ¿realmente será así?
Se quieren pasar de listos. En estos tiempos lo correcto es utilizar mascarillas, no vendas en nuestros ojos. (O)
Rosa Angélica Vergara Moreira, Vinces







