76. En Quito, donde vivo, el virus no se propagó con la virulencia que tuvo en Guayaquil durante abril de 2020. Ahora, a mediados de mayo, hay cambios. Recogen cadáveres en la vía pública, muere gente en sus casas. Nada ocurre lejos. Todo nos implica.

77. Famoso efecto mariposa: lo que aletea en China provoca, en tu mundo, un huracán. Solo que era un murciélago.

78. Sí, un juego literario. Juegos muy serios.

79. Salman Rushdie contrajo el COVID-19 en Nueva York. Lo superó. No lo mataron ni los fundamentalistas islámicos ni el virus. Declaró en la prensa: “Todo el mundo me dice: ‘Este debe de ser un momento estupendo para escribir’, a lo que respondo: ‘¡Sí, claro; miles de personas mueren a diario, pero lo importante es que es un momento estupendo para ser novelista!’. Pasará mucho tiempo antes de que vuelva a escribir ficción”.

80. Ya se han leído las novelas evidentes sobre epidemias y peste. Encontremos las inesperadas.

81. En El mundo de Guermantes, tercer tomo de En busca del tiempo perdido, unas líneas saltan a mi vista. Marcel Proust explica la propagación de chismorreos sociales con una comparación: “Era una epidemia que acaso no durara arriba de dos años, pero que se extendía a todos”. Esta novela se publicó en París en 1920. En 1918 se registraron en Francia 400 000 muertos por la gripe española. Imagino a Proust en sus interminables correcciones insertando ese minúsculo indicio del horror. También en los lenguajes apacibles tiembla el mundo.

82. Retomo la lectura de novelas extensas, apartando mi biblioteca fragmentaria. ¿Bajas la guardia?

83. Las noticias hablan de “retorno a la normalidad”. Más que volver, iremos a un escenario holístico: habrá que ver la totalidad. No solo lo que nos espera afuera, sino lo que pasó dentro del Gran Encierro. Secuelas.

84. Es sano cambiar la actitud, utilizar palabras positivas, tener buena disposición. Pero también hay que agradecer la pedagogía previsora de las posibles despedidas, de los días contados, de perdón, gratitud y goce de instantes. ¿Olvidaremos?

85. Veo la serie Pandemic. Otra vez encuentro el candor suicida de los militantes antivacunas, como si la naturaleza pudiera ser amiga o enemiga. No, solo es indiferente hacia quienes apenas habitan la piel de un planeta con núcleo de lava y fuego.

86. Van 316 671 muertos por COVID-19 este domingo 17 de mayo. En el fragmento 51 eran 244 791. Las matemáticas y las estadísticas neutralizan el horror si no hay literatura por medio.

87. Alan Rusbridger, antiguo director del periódico The Guardian, dice que la pandemia “ha acercado el día en el que las rotativas de los diarios quedarán en silencio”. En el siglo XV debió parecer levísima la página impresa de Gutenberg comparada con los rugosos pergaminos medievales. Cada vez seremos más leves, como quien recita un poema sin más que la propia voz.

88. Pongo mi voz al levísimo poema de Rafael Cadenas:

“Ya no me visitarás / Abandoné tu región sagrada / por otra / vacía / donde espero”.

correo@leonardovalencia.com

Las noticias hablan de “retorno a la normalidad”. Más que volver, iremos a un escenario holístico: habrá que ver la totalidad.