Peter Senge, uno de los pensadores más influyentes del mundo, en su libro La quinta disciplina demostró que los países, las empresas, las familias, y general todos los grupos sociales, tienen una dinámica de comportamiento en el tiempo de carácter cíclico, de causa y efecto. Una causa produce un efecto y el efecto refuerza la causa, la cual a su vez fortalece el efecto que la originó, maximizando el impacto en el tiempo, este ciclo se produce sin fin.  Los ciclos tienen el potencial de convertirse en un círculo virtuoso del éxito: el éxito llama a más éxito, o en un círculo vicioso del fracaso: fracaso nos lleva a más fracaso.

Peter Senge  abrió la puerta a entender de manera muy simple dinámicas que son muy complejas,  utilizando la carrera armamentista mostró claramente cómo funciona un ciclo reforzador:  posterior a la Segunda Guerra Mundial los norteamericanos construían armas que amenazaban a la Unión Soviética,   los soviéticos a su vez construían más armas y más poderosas que amenazaban a los norteamericanos y estos hacían lo propio; el ciclo se volvía cada vez más acelerado y   exponencial, hasta que en diciembre de 1987 Reagan y Gorbachov entendieron que la seguridad no se conseguía con más armas, decidieron entonces firmar el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio,   por el cual acordaron destruir sus misiles nucleares.

Esa es una realidad lejana para las nuevas generaciones, mas sin embargo los ciclos reforzadores siguen gobernando nuestras vidas. Así por ejemplo frente a la incertidumbre ocasionados por la situación económica, tomamos decisiones basadas en el temor sobre el futuro: reducimos las inversiones, recortamos personal, educación y postergamos los proyectos de nuevos negocios o mejoras; este accionar se contagia a la sociedad y se refuerza la contracción económica de la que queremos salir.

Igual sucede en la búsqueda de un futuro más prospero, elegimos un líder que nos propone un rumbo y genera esperanza en la sociedad, en el camino sus decisiones producen transiciones, algunas dolorosas, se produce desestabilización del statu quo y  el líder para mantener su credibilidad ante sus seguidores detiene los cambios o los acomoda y entonces se regresa al pasado con más desesperanza e insatisfacción que la que se tenía al inicio.

¿Podemos  hacer girar estos y otros ciclos de nuestras vidas en sentido contrario?  Peter Senge probó que sí, la clave está en entender a fondo las creencias reforzadoras, energía que pone a girar el ciclo y lo vuelve una bola de nieve.  Pensar en contra cíclico implicaría reforzar creencias distintas:  los tiempos de contracción son momentos para fortalecerse, aprovechar oportunidades y reinventarse; el dolor psicológico es necesario para ser más fuerte, es una señal positiva y necesaria cuando cambiamos.

Hace pocos días, la Cámara de Comercio de Quito promovió un diálogo con diferentes actores del país en pro de un “consenso”  sobre el modelo de desarrollo; en la línea de Peter Senge, lo  más importante sería ponernos de acuerdo en los principios y creencias que van a hacer girar la vida de los ecuatorianos hacia el progreso, y qué grandes golpes de timón tenemos que dar para que eso pase. (O)