La ciudad de Milagro tiene todo para ser hermosa, sabrosa como el dulce de la piña y la caña, –para que turistas vayan durante los feriados–, con un hermoso clima siempre primaveral, una tierra fértil como ninguna que produce de todo: mango, nigüito, pomarrosa, guaba, cauje; irrigada por un río aún rescatable y sus numerosos esteros.
Ciudad del tren y del ingenio, de numerosas escuelas, colegios, universidades. Ciudad de intelectuales académicos, deportistas, enarbolada de bellas mujeres..., y con lo mejor, su gente linda y trabajadora que se esfuerza cada día. Los milagreños nacidos y no nacidos en esta tierra bendita tenemos objetivos comunes. Dicen que nos van a terminar los trabajos del alcantarillado, que ya se va a iniciar por el norte; que se va a ampliar la carretera Yaguachi-Milagro con un hermoso redondel, ojalá se ponga, no más piñas sino el monumento de un personaje que haya luchado por esta ciudad y la educación; que se va a ampliar el Municipio con el solar de al lado del cabildo para dar mejor servicio municipal y se va a poner un ascensor para no tener que subir tantos pisos los usuarios; se va a trabajar en el agua potable cambiando la red obsoleta del centro; que se planteó también a la Empresa Eléctrica que esos horribles cables de energía eléctrica que convierten en una telaraña el cielo de la ciudad, los pondrán subterráneos. Veo que se está trabajando en la prevención de inundaciones y mejoramiento de calles. Me olvidaba, van a trabajar en la terminal terrestre. ¡Vamos a estar pilas con esto!(O)
Alexander Cajas Salvatierra,
doctor en Medicina, Milagro









