¿Cuántas veces hemos estado pegados a la pantalla del teléfono revisando diferentes redes sociales, en una dinámica circular de aburrimiento donde todo gira sobre los mismos temas, imágenes y comentarios, pero como autómatas seguimos entrando en una, revisando todo, saliendo, entrando en otra, saliendo y repitiendo el ejercicio hasta darnos cuenta de que han pasado horas? A veces creo que este absurdo transitar por el bosque de las redes, donde usualmente nos podemos perder por mucho tiempo, esconde algo que no queremos reconocer: estamos haciendo tiempo mientras esperamos el mensaje de alguien puntual. La poeta Alejandra Pizarnik decía: “Buscar. No es un verbo sino un vértigo. No indica acción. No quiere decir ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene”. Siento que quedarse inmóviles, consumiendo tiempo con la expectativa de algo que desconocemos si llegará es un ejercicio de desgaste emocional que nos impide avanzar y nos vuelve improductivos, por tanto, es necesario reaccionar y no abandonarnos en una espera que desespera.

Recordemos que las cosas hay que dejarlas fluir, no vale la pena presionar situaciones ni sentimientos, la vida es hacia adelante. Lo que tenga que pasar, sucederá en el momento justo, la ansiedad no lo apresurará, solo nos hará daño.

Además, estoy convencida de que el amor no duele, no hace llorar, no acosa, no humilla, no condiciona, no duda ni abandona. El amor nos hace mejores personas, nos enseña a confiar y dejar de juzgar. Sostiene nuestra mano cuando aparecen las tormentas y no es un cúmulo de frases en un chat, es un sentimiento que podemos sentir en la piel y el corazón. Los ojos del que ama no solo miran, admiran. La boca del enamorado besa y consuela, los brazos abrazan y el cuerpo se convierte en refugio del otro. Siempre digo que hay personas que son lugares en los que queremos permanecer, pero solo el amor logra que descubramos estos lugares y vuelve posible nuestra estadía permanente.

También es necesario confiar en que la vida es sabia y conoce el tiempo perfecto para que las cosas sucedan. Espero que este inicio del mes del amor y la amistad les permita acercarse a las personas que quieren, y recordemos que jamás debemos postergar un “te amo”, los silencios generan distancias irreconciliables y cuando pasa mucho tiempo, es complicado desempolvar sentimientos. Tengamos presente que la única certeza es que no hay certezas y el amor es una elección diaria, un trabajo cotidiano.

Finalmente, espero que febrero sea un mes en el que podamos alejarnos un poco de la vida virtual para disfrutar y amar intensamente en la real. Deseo que reciban ese mensaje que ansían, pero también quisiera que tengan la valentía para ser quienes los envíen. No hagan esperar ni pasen la vida buscando. El amor nunca nos olvidará y aparecerá en el momento justo cuando tengamos la experiencia necesaria para valorar su llegada. Hasta entonces, encontremos actividades que nos hagan felices y tengamos la seguridad de que nuestro destino pronto nos encontrará, como decía Cortázar: “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Confianza, el mensaje del amor llegará. (O)