En el 2019, en el 2018 –más en la década de la nefasta revolución dictadora del correísmo– hubo violencia: políticos insultándose y arrancándose las caretas para decir quién robó más, mintió, pidió diezmos, firmó sobreprecios; grupos paralizaron el país y hubo vandalismo en las ciudades, etcétera. En lo social, hombres violentos cometieron femicidios, la delincuencia tiñó de sangre el país, vigilantes de tránsito fueron insultados, arrastrados con carros, atropellados, golpeados, les lanzaron objetos grandes de metal a la cara..., por ciertas tipas y sujetos que no respetaron las leyes de tránsito.
La violencia no tiene excusas. En el punto exclusivo de las agresiones a agentes de tránsito, la solución no es sonreír, ser muy amables con infractores que los escupen, pegan, arrollan, insultan. No es solución darles cascos y trajes de telas gruesas y reforzados para que cuando les peguen no sientan los golpes, eso los va a cocinar del calor, no van a poder correr. Se necesita aplicar la ley a los violentos. Las disculpas públicas no van a reparar el daño físico, psicológico, material y la humillación que les hacen pasar a los agentes de tránsito que son vilipendiados.(O)
Juan Pablo Jaime R.,
Guayaquil