Luego de las revueltas de octubre del 2019 nos quedan reflexiones interesantes:

Los revolucionarios que cantaban canciones de protesta de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa, etcétera, y usaban camisetas con la figura del Che Guevara, de Fidel Castro, de Carlos Marx, y son acusados de ser líderes de los desmanes en octubre; hoy los vemos asustados y escondidos en embajadas, y en otros casos en la cárcel, y otros acobardados de ir ante un simple llamado de la justicia, cuando ellos que tanto veneraron al Che, por ejemplo, debieron estar al frente de sus huestes en las protestas y no aparecer solo en la televisión o en lugares seguros donde no les iba a pasar nada. Los revolucionarios del siglo XXI son solo bravos cuando hablan a más de 8000 kilómetros de distancia desde la comodidad de sus hogares o solo cuando están en el poder total, porque han demostrado que se asustan sin siquiera haber escuchado una bala disparada; solo han sido revolucionarios de tomar café y hablar en una mesa.(O)

Óscar Brito Guillén,

Guayaquil