Los epitafios  son historia. El nombre epitafio es compuesto de dos voces: epi, sobre, y taphos, tumba, sepulcro; es decir, inscripción sobre una tumba, inscripción sepulcral. 

Los epitafios son antiquísimos. A veces contenían un breve reconocimiento a los que habían muerto defendiendo a la patria. Cuando terminaron las guerras médicas, los espartanos levantaron en las termópilas, un monumento, un león de mármol, consagrado a Leónidas y a 300 héroes que murieron en ese desfiladero combatiendo contra el ejército persa, superior en número, comandado por Jerjes. El poeta griego Simónides grabó en el pedestal la inscripción: “Caminante, ve a Esparta y di que aquí hemos muerto obedeciendo sus leyes”. 

Los epitafios de ciertos personajes de estos tiempos son frases célebres del difunto, de la familia, poesías. En la tumba del cementerio de San Diego, Quito, del cinco veces presidente de la República, José María Velasco Ibarra, se lee: “A lo único que aspiro con toda mi alma es a decir soy el servidor modesto, pero eficaz de un gran pueblo”. Nuestro cantante Olimpo Cárdenas, nacido en Playas de Vinces, se radicó en Colombia y pidió que lo sepultaran en Bogotá. Su familia lo llevó al parque Cementerio Jardines de Apogeo. En la parte superior de la tumba se lee: “El ídolo del pueblo”. Su epitafio dice: “El cariño y el amor que nos brindaste son el ejemplo que nos guía. Olimpo Cárdenas. Julio 5 de 1923 – julio 28 de 1991”. Este epitafio se ha convertido en un documento histórico porque se aclara que nació en el año 1923 y no en 1919 como se venía sosteniendo. Los propios familiares del cantante así lo confirmaron al investigador Javier Yela Villamar. La notable poeta Rosario Sansores (1889-1972) nacida en Yucatán, Mérida, está sepultada en un cementerio de México DF; en la lápida de la tumba consta la figura de un libro en que escribieron los versos de su famoso pasillo Sombras (“Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras…”). Recordemos que Sombras es el pasillo más popular, tanto en el ámbito nacional como internacional, pues además de nuestros compatriotas Benítez-Valencia, Julio Jaramillo, Hnos. Miño Naranjo…, lo grabaron Lucho Gatica (chileno), Chavela Vargas (mexicana), Alfredo Sadel (venezolano), Olga Guillot (cubana), Manolo Corrales (español), José Feliciano (puertorriqueño), Raphael (español), Yaco Monti (argentino), Julio Iglesias (español), Blanca Rosa Gil (cubana).  Otros poemas de Sansores se convirtieron en pasillos:  Alas rotas, Alondra fugitiva, Ausencia, Penas.(O)

César Burgos Flor,

licenciado en Educación y en Comunicación; Guayaquil