Un premio literario estimula la lectura de grandes nuevos autores y obras. Y el Premio Nobel de Literatura 2018, concedido a la escritora polaca Olga Tokarczuk, nacida en 1962, permite reconocer a una estupenda escritora. La editorial catalana Lumen publicó en 2001 Un lugar llamado Antaño, novela que trata la historia de tres generaciones de campesinos a lo largo del siglo XX (hoy este volumen es prácticamente inencontrable). Y la editorial catalana Anagrama anuncia ya la aparición de la novela Los errantes, de 2007, cuya traducción al inglés obtuvo hace meses el Premio Man Booker Internacional.

De Tokarczuk se dice que es una novelista singular, psicóloga de formación, y que sus ocho novelas, dos colecciones de cuentos y poemarios son muy leídos en su país natal, tanto que Agata Orzeszek Sujak, su traductora, afirma que si en un tranvía en Varsovia un joven está leyendo detenidamente un libro, este será, seguramente, de Tokarczuk. De ella también se conoce su afinidad con el partido Verde y sus críticas a los políticos de la ultraderecha. En Ecuador circulan ejemplares de la novela de 2009 Sobre los huesos de los muertos, publicada en 2015 por la también editorial catalana Océano.

En esta novela, la voz narradora, una mujer mayor ya jubilada, ingeniera geotécnica y que ahora se dedica a enseñar inglés a niños y a cuidar casas, es testigo de una serie de extraños crímenes en una remontada aldea fronteriza con la República Checa. Primero muere un vecino que, al parecer, se ha atragantado y asfixiado con unos huesecillos de un corzo que él mismo ha cazado y que estaba asando. Después mueren un millonario cazador traficante de pieles, un político local y el cura del pueblo. En la novela se va revelando que todos los muertos son cazadores furtivos e irrespetuosos con el bosque.

La narradora, la señora Janina Duszejko, es un personaje sumamente interesante que elabora curiosas teorías para explicar su lugar en el mundo. Para ella, astróloga aficionada a las cartas astrales, hay unas muertes que, por lo repugnante de algunas personas, son positivas para todos: “Qué buena podía ser la muerte, oportuna como un desinfectante o una aspiradora” (en la traducción de Abel Murcia). También cree que “la ira hace que la mente sea más clara y aguda, que se vean más cosas… De la ira nace toda la sabiduría… porque la ira traspasa cualquier frontera”. Esta novela ha sido calificada como un thriller psicológico.

La señora Janina defiende la vida de los animales y de los seres vivos. Escribe cartas a la policía local en las que denuncia a los cazadores ilegales. Buena parte de los sucesos se desarrolla en un invierno en el que hace tanto frío que parece que esa zona no ha sido afectada por el calentamiento global. En su obsesión por el horóscopo, dice: “Y si existe un orden que rige los nacimientos, ¿por qué no debería existir un orden que rija las muertes?”. Convencida de que hay un libreto ya establecido por las estrellas y los planetas, para ella el mundo es una inmensa trama en la que no hay cabos sueltos ni hechos aislados.

(O)