Si los niños, los jóvenes y aun los adultos tuvieran un conocimiento sostenido y científico de lo que es la Inteligencia Emocional, muchos de los problemas que acontecen durante nuestra vida en sociedad podrían haberse controlado o superado. 

Sin embargo, aún no es tarde, cuando en sociedades más avanzadas que la nuestra científicos de gran prestigio y experiencia se dedican al estudio de la mente humana, descifrando en plenitud todo aquello que es consustancial con nuestra forma de vida, de las relaciones interpersonales, en el matrimonio, en la familia, en el trabajo, en los centros educativos en sus diversos niveles, de cómo debemos desempeñarnos; en fin,  como parte de una comunidad para evitar, en lo posible, contratiempos que podrían incidir en acontecimientos muchas veces trágicos y que más tarde debemos lamentar. 

El psicólogo y  periodista científico Daniel Goleman, de nacionalidad estadounidense, durante muchos años ha trabajado intensamente en la secuencia de los experimentos y resultados exitosos de científicos universitarios que han logrado despejar el complejo funcionamiento de la mente humana. De ahí, sus obras relacionadas con   La Inteligencia Emocional, Las emociones destructivas, cómo entenderlas y superarlas, entre otras, dejando sabias enseñanzas,  motivando a gobiernos e instituciones, públicas y privadas, a adentrarse en los ramos antes citados, concluyendo que el conocimiento y puesta en  práctica de aquellas serán de gran beneficio, especialmente en el campo educativo. 

Como bien señala Goleman en su obra La Inteligencia Emocional,  que se constituyó en un best seller a nivel mundial, “quienes se hallan a merced de sus impulsos, quienes carecen de autocontrol, adolecen de una deficiencia moral, porque la capacidad de contrarrestar los impulsos constituye el fundamento mismo de la voluntad y el carácter”. 

En nuestro país se hace necesario adentrarse en el conocimiento de la inteligencia emocional, porque incluso se ha determinado científicamente que quienes poseen un alto nivel de coeficiente intelectual (CI) en lo académico, no tienen asegurado que en vida profesional futura sea compensada con el éxito, porque son las habilidades personales las que inciden en la solución de los más diversos y complejos problemas que se presentan en la existencia humana. (O)

Francisco Medina Manrique,

periodista, Guayaquil