El mundo está lleno de paradojas… Por un lado, los jóvenes que tratan de insertarse en el mercado laboral tienen como principal obstáculo la falta de experiencia. Mientras que quienes han acumulado experiencia a través de los años tienen como principal obstáculo, para conseguir trabajo, el tema de la edad. Son expertos en lo que hacen, pero pasan de los 40 años. Una edad que, al menos en nuestro, país cada vez es considerada excesiva, o en correcto español: son muy viejos.

Tengo un amigo que, luego de 26 años de experiencia laboral y un gran currículum, se queja amargamente de haberse vuelto “viejo y caro”. Viejo porque tiene 49 años, caro porque ante tal hoja de vida y tal experiencia, no cabe que los empleadores le ofrezcan actualmente pagarle un sueldo de júnior.

Este asunto de la edad es un tema serio y parece que nadie se da cuenta de que la experiencia es algo que cuesta (monetariamente hablando) y que tener más de 40 años no le convierte a alguien en un anciano o en alguien improductivo. ¡Al contrario!

Y en el campo del emprendimiento hay estudios muy interesantes acerca de eso. La conclusión de muchos que he revisado, como aquel realizado por la Harvard Business Review que analizó los datos demográficos de emprendedores con base tecnológica que han obtenido alguna patente, han recibido capital de riesgo o emplean trabajadores de carreras relacionadas con las ciencias. La mayoría alcanzaron el éxito a los 45 años o cerca de ellos. Pero esto no solo sucede en las empresas ligadas a la tecnología, sino en muchas otras áreas.

Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg y Jeff Bezos son, en realidad, excepciones. Pero es interesante observar que las tasas de crecimiento de sus negocios en términos de capitalización de mercado alcanzaron su punto máximo cuando estos fundadores eran de mediana edad. Steve Jobs y Apple introdujeron el iPhone (que le dio las mayores ganancias a la empresa) cuando Jobs tenía 52 años y la tasa de crecimiento de la capitalización de Amazon fue más alta cuando Bezos tenía 45.

Hace unos días fui parte de un panel en un programa de televisión de difusión nacional. El tema era el fenómeno del desempleo entre los jóvenes universitarios. Aquellos que al salir de la universidad la ven como una burbuja en la que pasaron los últimos años de su vida, que la vida es otra cosa y que los empleos no se dan en los árboles.

La conclusión de quienes allí expusimos nuestros puntos de vista fue unánime: la gente necesita trabajar. Es imprescindible la revisión de leyes laborales justas. Que es fundamental que se apoye tanto el emprendimiento joven como el de quienes han acumulado experiencia y tienen mucho, muchísimo que aportar todavía. (O)

* Analista financiero