No hay un abuso de mayúsculas en este título, lo que propone es rezarle, hablarle, a Mariana de Jesús Paredes y Flores, la primera santa nacional, para que se apiade de su país y abra los duros oídos de los dirigentes sociales. Cualquier consejo o sugerencia dirigida a ellos es como “hablar con paredes”. No, no queremos que oigan lo que decimos los opinadores de todos los niveles, no seremos tan vanidosos, se propone que escuchen los signos de los tiempos, las realidades que gritan a nuestro alrededor. Y en concreto, que oigan lo que el caso de Argentina tiene que enseñarnos.

¿En qué se parecen la situación de nuestro país con la de la nación del Plata? Las personas sensatas de ese país esperaban haber sepultado al populismo del cartel de Sao Paulo, luego de que se demostrase hasta la saciedad que la sucursal argentina de esa mafia saqueó al país. Pero no ha sido así, la capitana de ese grupo acaba de barrer en las elecciones primarias y está a las puertas de volver al poder como compañera de fórmula de uno de sus adláteres. Durante su gobierno y el de su marido se logró implantar en la mente de las masas la idea de que los medios de comunicación constituyen una poderosísima banda dedicada a desinformar al pueblo. Así, las noticias de sus atracos son oídas por los ciudadanos comunes como lluvia o viento. Un sector minoritario pero fuerte de la gente cree que los populistas “robaron pero nos dieron de comer”. En Ecuador dicen “robaron pero hicieron obra”, lo que allá va a dar.

Pero cuando se analiza el gobierno actual en cada país las semejanzas son más sutiles. En Argentina, Macri derrotó al populismo corrupto y prometió cambiar lo que habían hecho, no lo hizo y ahora resulta difícil que se reelija. Moreno fue electo siendo candidato del correísmo, paulatinamente ha mutado, ofrece leves cambios y no tienen planes de reelegirse. Una diferencia importante es la ruptura irreparable del antipopulismo en el Ecuador, las últimas elecciones seccionales, en las que perdieron posiciones clave gracias a su atomización, fueron una sonora campanada que los líderes de orejas y ojos tapiados parecen haber ignorado. La situación jurídica sin duda impedirá a Correa ser candidato a ninguna dignidad, pero se las arreglará para hacer elegir a sus emisarios, como lo hizo con el CPCCS. Ese es un detalle menor. El mayor éxito político de Correa ha sido posicionarse como la “verdadera oposición” y los partidos que siempre lo han combatido no consiguen desmarcarse de la sospecha de “morenistas”. Les guste o no, su suerte está ligada en cierta medida al éxito o al fracaso del actual gobierno. Si a este se lo anima y apoya a hacer una reforma profunda, es decir si se aparta del modelo Macri, es posible retomar el crecimiento durante 2020 y entregar en 2021 un país en vías de saneamiento. Hay maneras de exigirle si se pone remolón. Pero no se hará así, las paredes no oyen. Ayúdanos, santa Marianita Paredes y Flores. (O)