Propender hacia una cultura de entendimiento y sana convivencia debiera ser un compromiso de toda la sociedad, por ello es plausible que a través del Centro Municipal de Gestión de Conflictos y Cultura de Paz se capacite a adolescentes para ser mediadores escolares.

La resolución pacífica de conflictos es un proceso en el que las partes enfrentadas recurren, de manera voluntaria, a un mediador para llegar a un acuerdo satisfactorio en un ámbito extrajudicial.

Más de mil adolescentes, de unos 20 colegios de Guayaquil, han aprendido los conceptos básicos y los pasos a seguir para ser un mediador. Conocen ya que la mejor manera de llegar a acuerdos satisfactorios es tener voluntad para dialogar, hallar puntos de encuentro, evitar acciones o comentarios que pudieran generar desconfianza, actuar con respeto y tolerancia ante posturas antagónicas, cultivar la paciencia y cumplir con la palabra comprometida.

Estos jóvenes mediadores son un espejo en el que debieran mirarse algunos adultos incapaces de deponer posturas, cuya actitud aleja la conciliación y en ocasiones incluso perjudica a terceros. (O)