El gran dilema que produjo la aseveración de los falsos positivos en el diagnóstico de VIH por parte de las autoridades sanitarias públicas del Ecuador, deja una duda abismal en la sociedad sobre la importancia del conocimiento del diagnóstico temprano de la enfermedad.
El diagnóstico de la infección viral por VIH (virus inmunodeficiencia humana) en adultos, se realiza principalmente con la demostración de la presencia de anticuerpos específicos anti-VIH en el suero o plasma de los pacientes infectados por el virus. En el campo de la ciencia de la salud pública se utiliza rutinariamente la aplicación de las leyes de probabilidad y conceptos relacionados en las pruebas de detección y criterios diagnósticos. Al sistema sanitario público le interesa tener una mayor capacidad para predecir correctamente la presencia o ausencia de una enfermedad a partir del conocimiento de los resultados (positivos o negativos) de la prueba diagnóstica de manera precoz y eficaz. En las pruebas de detección de una enfermedad se debe considerar con mucho cuidado que no siempre son pruebas infalibles, es decir, el procedimiento puede dar un falso positivo o un falso negativo. Un falso positivo resulta cuando una prueba diagnóstica indica que el resultado es positivo y/o reactivo (+), cuando en realidad es negativo y/o no reactivo (-). Un falso negativo resulta cuando una prueba indica que el resultado es negativo cuando en realidad es positivo. La estimación del valor que predice la positividad o negatividad de una prueba diagnóstica puede obtenerse a partir del conocimiento de la sensibilidad y especificidad de la prueba diagnóstica y de la probabilidad de la enfermedad relevante en la población general, principalmente en el grupo de pacientes con factores de riesgo (homosexuales, trabajadoras sexuales, etcétera), a quienes se les realiza la prueba para el diagnóstico temprano de la enfermedad y poder darles el tratamiento antirretroviral precozmente y sea eficaz, esa es la verdadera importancia. Para obtener la estimación de estos valores de predicción se utiliza el teorema de Thomas Bayes (1702-1761), clérigo inglés interesado en las matemáticas. El valor que predice la positividad de una prueba de detección de una enfermedad, es la probabilidad de que un individuo tenga la enfermedad dado que el individuo presente un resultado positivo en la prueba de detección. Así mismo, el valor que predice la negatividad de la prueba de detección es la probabilidad de que el individuo no tenga la enfermedad, dado que el resultado de la prueba de detección es negativo. Se puede calcular la estimación de la probabilidad condicional, esta proporción es la estimación de la sensibilidad de la prueba de detección. La sensibilidad de una prueba diagnóstica es la probabilidad de un resultado positivo de la prueba, dada la presencia de la enfermedad. Se puede calcular la estimación de la probabilidad condicional. Esta proporción es una estimación de la especificidad de la prueba de detección. La especificidad de una prueba es la probabilidad de un resultado negativo de la prueba dada la ausencia de la enfermedad. El diagnóstico de laboratorio presuntivo de la infección VIH se puede hacer mediante varios métodos, básicamente se pueden detectar anticuerpos anti-VIH o el virus en la sangre o en otros fluidos biológicos, por técnicas de ampliación génica cualitativa PCR o cuantitativa (carga viral). Los anticuerpos se detectan por el método de Elisa, prueba de alta sensibilidad y especificidad que sin embargo requiere confirmación con métodos más precisos con Western Blot y la inmunofluorescencia, para descartar los falsos positivos o para establecer si hay o no infección en caso de que la técnica de Elisa muestre resultados indeterminados. En las pruebas rápidas por inmunoensayo para detectar anticuerpos anti-VIH se usa sangre obtenida de la punción digital. El resultado está disponible en 20 minutos; los resultados positivos requieren una confirmación con una prueba de Western Blot. El dilema de la autoridad de salud pública, con los falsos positivos y negativos, no tiene una importancia en el contexto de la enfermedad misma, sino es el diagnóstico temprano de la enfermedad, para poder iniciar un tratamiento precoz lo más temprano posible.(O)
Jaime Benites Solís,
doctor, clínico intensivista; Guayaquil