Legislar sobre producción bananera demanda conocer las generalidades de esa actividad económica y contar con un total entendimiento de sus particularidades. En general sabemos que somos el principal exportador bananero del mundo, cubrimos el 30% de la demanda global, aumentada en el presente siglo por crecimiento progresivo de la población y de los ingresos por habitante de los países emergentes. Gratamente impresionados por el futuro que nos depara esta realidad, podríamos asumir debemos enfrentar un mercado ascendente seguro y, por tanto, legislar con el objetivo de aumentar las siembras de la fruta en nuevas áreas. Sin embargo, sin tomar en cuenta las particularidades de las plantaciones existentes, proponer liberar los precios de compra al productor e incentivar la siembra sin límite de plantaciones para generar mayor volumen exportable no parece ser la receta adecuada. Ecuador no requiere aumentar el área de producción de banano para incrementar el volumen exportable. Necesita a gritos producir más cajas por hectárea en el área actualmente sembrada. El promedio anual de producción de cajas de banano por hectárea es cerca de 2.000 y su potencial de producción 2.800 cajas. Para lograrlo, el Gobierno con el apoyo de los organismos multilaterales de crédito debería diseñar un programa de fortalecimiento de la productividad del sector bananero, con créditos a siete años plazo, destinado a renovación y mejoramiento de la infraestructura existente de riego, drenaje, transporte interno de fruta, plantas empacadoras, vías de acceso y capital de trabajo en los casos que fuere requerido. De hacerlo, el resultado sería alcanzar como país el esperado crecimiento sostenible de la producción bananera que nos permita mantener nuestra posición en el mercado. La falta de inversión en renovación y mejoramiento de la infraestructura de las bananeras es resultado de la baja productividad de pequeños y medianos productores que poseen más del 80% del área de plantaciones de banano del país.

La actividad bananera, a través de las plazas de trabajo directo e indirecto que genera, es el medio de vida de dos millones y medio de personas. La fuerza de trabajo indirecta se encuentra en las industrias de producción de materiales, materias primas, suministros y servicios para las labores agrícolas, en los negocios comerciales de distribución de esos productos, contratistas de construcción y mantenimiento de la infraestructura, empresas de transporte terrestre de carga interna y para exportación, en los servidores de la carga marítima y trabajadores portuarios, trabajadores de compañías navieras y compañías de servicio para las naves de carga del producto hacia los puertos de destino y fábricas locales de puré de banano.

Los pequeños y medianos productores están ubicados principalmente en las provincias de Guayas, Los Ríos y El Oro y en promedio producen de 800 a 1.200 cajas anuales por hectárea. Liberar precios y permitir ilimitadamente la siembra de nuevas plantaciones podría ser el fin de la actividad para la mayoría de estos agricultores por su falta de recursos para renovar o mejorar la infraestructura de sus plantaciones y el capital de trabajo para cubrir costos adicionales destinados a cumplir todas las tareas agrícolas y el mantenimiento de la infraestructura que la alta productividad exige. La liberación de precios y el crecimiento ilimitado de plantaciones podría generar una grave crisis para este segmento de la actividad bananera.(O)