La enfermedad de Alzheimer o demencia senil es una alteración neurodegenerativa progresiva incurable y terminal. Constituye un tipo de demencia que ocasiona el detrimento de la memoria, el pensamiento y otras aptitudes cognitivas superiores que interfieren en la vida cotidiana de quienes aquejan la dolencia.
Los síntomas empiezan con lenta pérdida de la memoria de los sucesos recién aprendidos, con el pasar del tiempo los enfermos pierden la capacidad para expresarse, la noción del entorno, se desorientan hasta en su mismo hogar; tienen complicaciones para caminar, tragar, para los cálculos numéricos, para administrar el dinero; se aíslan y deprimen; tienen deterioro intelectual que trae trastornos conductuales como confusión mental, irritabilidad, agresión, cambio del humor, lo que produce una sobrecarga para las personas que están al custodio del paciente. El alzhéimer se presenta en personas mayores de 65 años, también puede manifestarse en personas de 40 años, lo que se conoce como alzhéimer de inicio temprano. Afecta a ambos sexos, con mayor probabilidad a las mujeres. Las mujeres tratadas con estrógenos han demostrado signos de mejoramiento. El origen permanece desconocido, no obstante, existen presunciones de lo que pudiera provocar la enfermedad: riesgos que corren quienes trabajan con herramientas y máquinas que tienen motores eléctricos, por la emisión de ondas electromagnéticas; los soldadores y los que laboran con líneas de alta tensión tienen posibilidad de desarrollar la enfermedad; el contacto con pesticidas, DDT solventes, drogas y otras sustancias tóxicas; infecciones provocadas por virus o bacterias; toxicidad por minerales como el zinc, el aluminio, etcétera. Es un imperativo brindar al paciente en el hogar, un ambiente confortable y afectivo, y la toma de los medicamentos y de las dosis respectivas.(O)
José Castillo Celi,
psicólogo y médico naturista, Guayaquil