En un intento por explicar el dilatado proceso de actualización del Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos (CNMB), Carlos Durán, viceministro de Salud, hace poco, y muy suelto de huesos, dejó notar que la preocupación de los miembros del sistema nacional de salud en este ámbito se circunscribe, según dijo, al hecho de preguntarse “¿qué tan justo es pagar cifras astronómicas por medicamentos que sus beneficios no están totalmente comprobados?”.

Lo cierto es que el Estado, como responsable de formular la política nacional de salud, según el art. 361 de la Constitución, es quien debe normar, regular y controlar todas las actividades relacionadas con este campo, correspondiendo al Ministerio de Salud Pública ejercer la rectoría del sistema. No obstante, la décima revisión del Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos sigue en una larga espera, posponiéndose su aprobación ya casi por seis años, pues al momento rige la novena versión, publicada el 02-10-2013, esto a pesar de que las anteriores y más recientes ediciones se dieron cada dos años, esto es, 15-04-2011 y 14-05-2009.

Entretanto los ecuatorianos, particularmente quienes padecen enfermedades catastróficas, raras o huérfanas, con la paciencia de Job y mientras sus debilitados cuerpos aún lo permiten y permanecen al filo de la vida, siguen esperando a que la autoridad sanitaria nacional termine por definir –con sumas y restas– lo “justo” o no de adquirir medicamentos de alto costo para los diversos tratamientos, lo cual se traduce en la práctica en la inclusión o exclusión de elementos del cuadro básico que contiene principios activos y fórmulas farmacéuticas.

Otro grupo de ciudadanos en condición de vulnerabilidad, a quienes también la vida se les escapa como el agua entre los dedos, tienen la fuerza y determinación para trasladar su tragedia a los tribunales y luchar –hasta el último aliento– (en algunos casos desgraciadamente en forma literal) para que se les otorguen medidas cautelares que garanticen el derecho a la salud y el acceso a medicamentos de calidad, seguros y eficaces, conforme lo prevén los arts. 363.5 y 363.7 de la Carta Magna.

El recurso judicial que también emplea sus propios tiempos se ha convertido en un ancla, en una esperanza para las personas que libran a diario su batalla contra la enfermedad y la muerte. Es claro que la revisión del CNMB está atada a la sostenibilidad financiera del sistema de salud, pero no por ello se puede mantener diferida su aprobación, pues de por medio está la vida humana, especialmente de quienes no tienen las condiciones económicas para afrontar un gasto de esta naturaleza. Hablamos sobre todo de niños, adultos mayores y en general de personas con ingresos medios y bajos.

De ahí la necesidad de que la décima revisión del Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos se publique a la brevedad posible. La ministra Verónica Espinosa, quien ha tenido la capacidad de relativizar la sentencia bíblica de que nadie puede servir a dos señores (pues ha trabajado para el correísmo y morenismo), aún mantiene pendiente la resolución de este tema eminentemente técnico pero altamente sensible.

El médico no puede olvidar que “primero se debe curar. Si no se puede, aliviar. Y si esto tampoco es posible, consolar”. Manos a la obra… (O)